martes, 19 de mayo de 2015

Carta Pastoral: Día del Apostolado Seglar y de la Acción Católica. Familias cristianas, apóstoles en el mundo.


     Queridos fieles diocesanos:
 
     1. Bajo el título: Familias cristianas, apóstoles en el mundo, celebramos esta jornada anual el próximo día 24 de mayo. Se pretende con ella, primero, encomendar ante el Señor a la institución familiar y, además, suscitar la reflexión en nosotros sobre la dimensión misionera y apostólica de esta institución.
 
     La familia cristiana, como bien sabemos, es el cauce ordinario para descubrir la vocación del amor. El testimonio y la vida familiar de los cristianos debería ser siempre un punto de referencia inconfundible para que las nuevas generaciones descubran ese proyecto de amor al que estamos llamados por la misma naturaleza y en los planes divinos trazados para el hombre y la mujer (Gn 1, 26-28).
 
     Se deduce de todo ello la importancia de cuidar en la familia las virtudes cristianas de la fe, esperanza y caridad, la oración personal, el perdón, la comunión entre las personas… como copartícipes de la obra creadora de Dios.
 
     2. De esta forma la familia se con vierte en sujeto activo de la evangelización. Conforme camina en su fe la familia ha de ser consciente de que precisa de una continua evangelización, que se inicia el mismo día de la boda, para ser comunidad evangelizadora, primero hacia dentro, entre los mismos esposos, hijos y nietos, y también hacia fuera encarnándose en la sociedad, iluminando con su vida a otras familias.
 
     En la exhortación apostólica postsinodal de Juan Pablo II Christifideles laici se lee que: “…la Iglesia sostiene que el matrimonio y la familia constituyen el primer campo para el compromiso social de los fieles laicos” (n. 41), es decir, es el campo principal de evangelización o apostolado para los fieles laicos casados.
 
     3. Esta afirmación, sin embargo, no dejaría de ser un mero deseo o teoría si no se acudiera a la fuente de donde brota la vida de todo apostolado: la unión y cercanía con Jesucristo. Sólo siente necesidad de darle a conocer quien se deja tocar por Él. Se produce entonces lo que escribe san Juan en la primera de sus cartas: “lo que hemos visto y oído es lo que os anunciamos” (1 Jn 1,3).
 
     Por otra parte, como el Papa Francisco escribe asimismo en la exhortación apostólica Evangelii gaudium, la familia no sólo ha de abrirse a esa amistad con Jesús, sino también estar cerca de la vida real de la gente. Nos dice que la evangelización y la misión son “una pasión por Jesús pero, al mismo tiempo, una pasión por el pueblo”. Cuando la familia reconoce en Jesucristo el amor que nos sostiene y dignifica, esa mirada de Jesús, comenta el Santo Padre: “se amplía y se dirige llena de cariño y de ardor hacia todo su pueblo… nos quiere tomar como instrumentos para llegar cada vez más cerca de su pueblo amado… nos envía al pueblo” de tal modo que no se entendería nuestra identidad de cristianos sin esta pertenencia y opción evangelizadora (cfr. n. 268).

 
 
     4. Hemos de agradecer, con ocasión de esta Jornada, el apoyo e interés de las Delegaciones diocesanas que animan la formación y apostolado de un laicado cada vez más numeroso y comprometido en la acción evangelizadora en todo el territorio diocesano.
 
     Destacamos el programa que, con ocasión de esta Jornada, han preparado las Delegaciones de Apostolado Seglar y de Familia y Vida, en el Seminario diocesano, desde las 10 a las 14 horas para el día 23, víspera de Pentecostés. Sería de desear que se celebrasen actos semejantes, a nivel arciprestal o parroquial, en esa misma fecha por los grupos y asociaciones laicales tan numerosas en muchas comunidades.
 
 
     Elogiamos e informamos, asimismo, sobre la iniciativa de la Delegación de Infancia y Adolescencia que, en esa misma fecha, bajo el lema: los frutos del Espíritu, la semilla de tu alegría, se reunirán en el Colegio Divino Maestro de la Ciudad de Jaén, a partir de las 10,30 horas. Finalizará el encuentro con la celebración de la Santa Misa en la Catedral de Jaén, a las cinco de la tarde. Están invitados los grupos de adolescentes parroquiales, especialmente de la ciudad de Jaén.
 
     No hay Pentecostés sin la Virgen María. Así fue al inicio, en el Cenáculo de Jerusalén, donde los discípulos perseveraban en la oración con un mismo espíritu, en compañía de algunas mujeres, de María, la Madre de Jesús y de sus hermanos (Hch 1, 14).
 
     Vivamos con María, nuestra Madre, la preparación y la gran Fiesta de Pentecostés en la Iglesia de Jaén.
     Con mi saludo en el Señor. Feliz Pascua
 
+ Ramón del Hoyo López
      Obispo de Jaén

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