jueves, 31 de mayo de 2018

Si callo, reviento. Comentario del Evangelio para Matrimonios: Lucas 1, 39-56


EVANGELIO

¿Quién soy yo para que me visite la madre de mi Señor?
Lectura del santo Evangelio según san Lucas 1, 39-56

En aquellos días, María se levantó y se puso en camino de prisa hacia la montaña, a una ciudad de Judá; entró en casa de Zacarías y saludó a Isabel.
Aconteció que, en cuanto Isabel oyó el saludo de María, saltó la criatura en su vientre. Se llenó Isabel del Espíritu Santo y levantando la voz, exclamo:
«¡Bendita tú entre las mujeres, y bendito el fruto de tu Vientre!
¿Quién soy yo para que me visite la madre de mi Señor? Pues en cuanto tu saludo llegó a mis oídos, la criatura saltó de alegría en mi vientre. Bienaventurada la que ha creído, porque lo que te ha dicho el Señor se cumplirá».
María dijo:
«Proclama mi alma la grandeza del Señor, se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador; porque ha mirado la humildad de su esclava”.
Desde ahora me felicitarán todas las generaciones, porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí: “su nombre es santo, y su misericordia llega a sus fieles de generación en generación”.
Él hace proezas con su brazo: dispersa a los soberbios de corazón, “derriba del trono a los poderosos y enaltece a los humildes, a los hambrientos los colma de bienes y a los ricos los despide vacíos.
Auxilia a Israel, su siervo, acordándose de la misericordia – como lo había prometido a nuestros padres – en favor de Abrahán y su descendencia por siempre».
María se quedó con Isabel unos tres meses y después volvió a su casa.
Palabra del Señor.

Si callo, reviento.

Hoy, día de la Visitación de la Virgen María, el Evangelio nos trae el Magníficat. Una oración de la Santísima Virgen ¡Me encanta! Qué hermoso regalo tenerla. Pero María no dice ñoñerías. Actuó con energía y decisión en Caná movida por el Espíritu Santo, cuando les dijo a los sirvientes “Haced lo que Él os diga”. En el Magníficat hay una frase realmente potente: “dispersa a los soberbios de corazón, derriba del trono a los poderosos y enaltece a los humildes…”

Dios hace justicia, y a los que se arrepienten los perdona, pero a los que no, los dispersa, los derriba y los despide vacíos. Esto me tiene que hacer reflexionar, primero para ser de los que pide perdón, y segundo para no buscar la justicia por mi mano. Sí, esas ocasiones en que me entra la rabia por dentro, porque es totalmente injusto lo que e está diciendo o haciendo mi esposo, esas en las que si callo reviento, pues resulta que no tengo que defenderme. Dios sabe qué hacer con el ofensor, no por castigarle, sino para que reaccione, se arrepienta y poder redimirle.

Aterrizado a la vida matrimonial:

María: Mi esposo desatendía la familia por temas de trabajo. Dejé de quejarme, recé por él y el Señor le dejó en paro un tiempo. Aprovechó ese tiempo para convertirle y ahora, su prioridad es Dios, luego yo y luego nuestros hijos…
Miguel: Se creía mejor que yo, pero Dios le mostró su rencor, la oscuridad de su mirada hacia algunos, su soberbia de no querer aceptarse pecadora… Hoy, arrepentida, se sabe muy necesitada de Dios.
Los dos: Cada vez que nos defendemos, nos hacemos mucho daño. Cada vez que no lo hacemos y lo dejamos en manos de Dios, Él sabe qué hacer. Confiamos en Él y descansamos en Él.

Madre,

A ti te criticarían, como a cualquiera, y más por quedar embarazada sin convivir con José. Te fuiste a cuidar de Isabel y a tu vuelta habría habladurías al ver que habías estado fuera y volvías embarazada. ¡Cuánto tuviste que sufrir! Y sin embargo, el Evangelio ni lo menciona. Para ti no era lo relevante. Tú dejabas todo en manos de Dios. Él te cuidó y Él nos cuida hoy. Alabado sea el Señor. Amén.

miércoles, 30 de mayo de 2018

POR EL RESTO DE MIS DÍAS. VERONICA SANFILIPPO. JESÚS CABELLO


La música también habla de amor





8 consejos del Papa Francisco para tener éxito en el matrimonio
El Papa Francisco ofreció los ingredientes para elaborar la receta de un amor sólido.

1 - "El matrimonio es un trabajo de todos los días, se puede decir que artesanal, un trabajo de orfebrería porque el marido tiene la tarea de hacer más mujer a la mujer y la mujer tiene la tarea de hacer más hombre al marido. Crecer también en humanidad, como hombre y mujer.

Dijo el Papa que es un trabajo "para siempre pero que no hay que asustarse. Se puede construir d
ía a día. 

2 - "El amor es una realización, una realidad que crece y podemos decir, como ejemplo, que es como construir una casa. Y la casa se construye juntos, ¡no solos!

Para vivir juntos para siempre es necesario que los cimientos del matrimonio est
én asentados sobre roca firme.

3 - "No querréis construirla sobre la arena de los sentimientos que van y vienen, sino sobre la roca del amor verdadero, el amor que viene de Dios.

Para que un matrimonio sea feliz, no basta con que dure "para siempre. La cantidad es tan importante como la calidad.

4 - "Un matrimonio no tiene éxito sólo si dura, es importante también la calidad.

Y hay que mirar al cielo. Como se pide el pan de cada d
ía en el Padrenuestro, el Papa recomienda una oración para los esposos.

5- "En el Padrenuestro decimos: ´Danos hoy nuestro pan de cada día. El matrimonio puede aprender a rezar as
í: ´Danos hoy nuestro amor de cada día.

Para Francisco, estar enamorado significa pronunciar a menudo estas tres palabras: con permiso, gracias y perdón.

6- "¿Puedo?" Es la petición amable de entrar en la vida de algún otro con respeto y atención... ¿Sabemos dar las gracias?: En vuestra relación ahora y en vuestra futura vida matrimonial, es importante mantener viva la conciencia de que la otra persona es un don de Dios... y a los dones de Dios se les dice ´gracias. 

Francisco avisa: no hay ninguna persona que sea perfecta. Por eso, el secreto de la felicidad es pedir perd
ón. 

7- "Todos sabemos que no existe la familia perfecta, ni el marido o la mujer perfectos. No digamos la suegra perfecta...Existimos nosotros, los pecadores. Jesús, que nos conoce bien, nos enseña un secreto: que un día no termine nunca sin pedir perdón.
 

Francisco tambi
én dio algunos consejos para hacer del día de la boda una jornada inolvidable y genuina.

8- "Hacedla de forma que sea una auténtica fiesta, porque el matrimonio es una fiesta, una fiesta cristiana, ¡no una fiesta mundana! ¡Imaginad acabar la fiesta bebiendo té! No puede ser. ¡Sin vino no hay fiesta!

Amor, paciencia, comprensi
ón y oración son algunos de los elementos presentes en los consejos del Papa. Después del "sí quiero no hay que quedarse con los brazos cruzados sino trabajar el "para siempre.



martes, 29 de mayo de 2018

LA BELLEZA DEL MATRIMONIO

Homilía del Papa Francisco

El Evangelio de San Marcos (10,1-12) cuenta la intención de los fariseos de poner a prueba a Jesús haciéndole una pregunta que cae en la casuística, esas preguntas de la fe que se pueden resumir en “se puede o no se puede”, donde la fe queda reducida a un sí o un no. Pero no el gran ‘sí’ o el gran ‘no’ de la primera lectura: “vuestro sí sea un sí y vuestro no un no” (Sant, 5,12), que es de Dios. No: ¿se puede o no se puede? Y la vida cristiana, según esta gente, está siempre en el ‘se puede’ y ‘no se puede’.

La pregunta se refiere al matrimonio, y quieren saber si es lícito o no a un marido repudiar a su mujer. Pero, Jesús va más allá, se remonta y llega hasta la Creación y habla del matrimonio, que quizá sea la cosa más hermosa que el Señor creó en aquellos siete días. “Al principio de la creación Dios los creó hombre y mujer. Por eso abandonará el hombre a su padre y a su madre, se unirá a su mujer, y serán los dos una sola carne”. Es fuerte lo que dice el Señor, que habla de “una carne” que no se puede dividir. Jesús deja el problema de la separación y va a la belleza de la pareja, que debe ser una sola carne. No debemos quedarnos, como esos doctores, en un ‘se puede’, o ‘no se puede’ dividir un matrimonio. A veces hay una desgracia, y no funciona, y es mejor separarse para evitar una guerra mundial, pero eso es una desgracia. Vayamos a lo positivo.

Recuerdo a una pareja que celebraba los 60 años de matrimonio y les pregunté: “¿Sois felices?”, y los dos se miraron y sus ojos se llenaron de lágrimas por la emoción y respondieron: “¡Estamos enamorados!”. 

Es verdad que hay dificultades, problemas con los hijos o en la misma pareja, discusiones, peleas…, pero lo importante es que la carne permanezca unida, y se superan, se superan. No solo es un sacramento para ellos, sino también para la Iglesia, un sacramento que llama la atención: “¡Mirad que el amor es posible!”. El amor es capaz de hacer vivir enamorados toda una vida: en la alegría y en el dolor, con el problema de los hijos y con sus problemas…, pero siempre adelante. En la salud y en la enfermedad, siempre adelante. Esa es su belleza.

El hombre y la mujer han sido creados a imagen y semejanza de Dios y el mismo matrimonio se vuelve así su imagen, y por eso es tan hermoso. 

El matrimonio es una predicación silenciosa para todos los demás, una predicación de todos los días. Es doloroso cuando eso no es noticia: los periódicos, los telediarios no toman eso como noticia. No, esa pareja, tantos años juntos… no es noticia. Sí es noticia el escándalo, el divorcio, los que se separan –a veces se deben separar, como he dicho, para evitar un mal mayor–. ¡Pero la imagen de Dios no es noticia! Y esa es la belleza del matrimonio. Son a imagen y semejanza de Dios. Y esa es nuestra noticia, la noticia cristiana. 

No es fácil la vida matrimonial y familiar, como dice Santiago apóstol, que habla de la paciencia. Quizá sea la virtud más importante en la pareja, tanto para el hombre como para la mujer. 

Pidamos pues al Señor que dé a la Iglesia y a la sociedad una conciencia más honda, más hermosa del matrimonio para que todos logremos comprender y contemplar que en el matrimonio está la imagen y semejanza de Dios.


lunes, 28 de mayo de 2018

Santísima Trinidad y matrimonios.

He recibido esta reflexión por whatsapp y me gustaría compartirla, me parace breve e interesante.


Hemos celebrado la Santísima Trinidad, un día Grande para los matrimonios especialmente, porque Ellos son nuestro modelo de Comunión, a quienes representamos aquí en la Tierra a través de nuestra comunión Conyugal.

Esto es para meditarlo profundamente una y otra vez. El mismísimo Dios nos da a los esposos la misión de representar con nuestro amor toda la grandeza y la belleza de Su Amor de Comunión, y somos tan pocos los que lo sabemos y lo deseamos, que tenemos una responsabilidad aún mayor, porque somos los elegidos.

A los Sacerdotes se les encomienda la misión de bautizar en Su nombre. A nosotros la misión de hacer discípulos de Cristo Esposo a todos los matrimonios, enseñándoles a guardar todo lo que se nos ha mandado.