lunes, 26 de octubre de 2015

Homilia del papa francisco en la Misa Final del Sínodo de la Familia


Las tres lecturas de este domingo nos presentan la compasión de Dios, su paternidad, lo que se revela definitivamente en Jesús. El profeta Jeremías, en pleno desastre nacional, cuando el pueblo es deportadas por el enemigo, anuncia que "el Señor salvó a su pueblo, el resto de Israel" (31: 7).¿Y por qué lo ha hecho? Él es el Padre (cf. 31: 9); y como el Padre cuida de sus hijos, los acompañar en el camino, apoya "a los ciegos y los cojos, la mujer embarazada y la que da a luz" (31: 8).

Su paternidad les abre un camino accesible, una un camino de consuelo después de tantas lágrimas y tantas amarguras. Si el pueblo permanecen fieles en la búsqueda de Dios, incluso en un país extranjero, Dios cambiará su cautiverio en libertad, su soledad en comunión y lo que el pueblo hoy siembra con lágrimas, mañana lo recogerá con alegría ( Salmo 125: 6).

Con el Salmo, también nosotros hemos expresado la alegría que es el fruto de la salvación del Señor: "Nuestra boca se llenó de sonrisas y nuestra lengua de canciones" (125, 2). El creyente es una persona que ha experimentado la acción salvadora de Dios en su propia vida.


Y nosotros los pastores, experimentamos lo que significa sembrar con fatiga, a veces llorando, y alegrarnos por la gracia de un cultivo que siempre supera nuestras fuerzas y nuestras capacidades. El pasaje de la Carta a los Hebreos nos mostró la compasión de Jesús. También Él "se ha recubierto de debilidad" (5: 2), para sentir compasión por aquellos que están en la ignorancia y el error.

Jesús es sumo sacerdote, grande, santo, inocente, pero al mismo tiempo es el sumo sacerdote que participó de nuestra debilidad y ha sido probado en todo como nosotros, menos en el pecado (cf. 4: 15). Por ésto es el mediador de la alianza nueva y definitiva que nos da la salvación.
El evangelio de hoy se conecta directamente a la primera lectura: así como el pueblo de Israel fue liberado gracias a la paternidad de Dios, así Bartimeo fue liberado gracias a la compasión de Jesús.


Jesús acaba de salir de Jericó. Y a pesar de haber apenas empezado el camino más importante, el camino a Jerusalén, se detiene para responder al clamor de Bartimeo.

Se deja tocar movido por su solicitud, se involucra en su situación. No se contenta con darle una limosna, sino que quiere encontrarlo personalmente. No le da ni indicaciones ni respuestas, pero le plantea una pregunta: "¿Qué quieres que yo haga por ti" (Mc 10, 51).

Podría parecer una pregunta inútil: ¿qué podría desear un ciego sino la vista? Y, sin embargo, con esta pregunta realizada "cara a cara", directa, pero respetuosa, Jesús nos muestra que quiere escuchar nuestras necesidades.Desea con cada uno de nosotros un diálogo hecho de vida, de situaciones reales, que no excluya nada ante Dios.

Después de curarlo, el Señor le dice al hombre: "Tu fe te ha salvado" (10, 52). Es hermoso ver cómo Cristo admira la fe de Bartimeo, confiando en él. Él cree en nosotros más de lo que creemos en nosotros mismos.

Hay un detalle interesante. Jesús pide a sus discípulos que vayan y llamen a Bartimeo. Éstos se dirigen a los ciegos utilizando dos expresiones que sólo Jesús usa en el resto del Evangelio.

En primer lugar, le dicen: "Coraje", una palabra que significa literalmente "ten confianza, anímate". De hecho, sólo el encuentro con Jesús le da al hombre la fuerza para afrontar las situaciones más graves.

La segunda palabra es "Levántate!", como Jesús le había dicho tantas personas enfermas, tomándolas de la mano y curándalos. Los suyos se limitan a repetir las palabras de aliento y liberadoras de Jesús, que conduce directamente a él sin prédicas.


A ésto están llamados los discípulos de Jesús, también hoy, sobre todo hoy: poner al hombre en contacto con la misericordia compasiva que salva.

Cuando el grito de la humanidad se convierte, como Bartimeo, aún más fuerte, no hay otra respuesta que hacer nuestras las palabras de Jesús, y sobre todo imitar su corazón. Las situaciones de miseria y los conflictos son para Dios ocasiones de misericordia. Hoy es tiempo de la misericordia!

Pero hay algunas tentaciones para los que siguen a Jesús. El Evangelio destaca al menos dos. Ninguno de los discípulos se detiene, como hace Jesús. Siguen caminando, avanzando como si nada. Si Bartimeo es ciego, ellos son sordos: su problema no es problema de ellos.


Corremos ese riesgo: frente a los continuos problemas, lo mejor es seguir adelante, sin dejarnos molestar. Así al igual que aquellos discípulos, estamos con Jesús, pero no pensamos como Jesús. Estamos en su grupo, pero perdemos la apertura del corazón, perdemos la admiración, la gratitud y entusiasmo y corremos el riesgo de convertirnos en "habituados a la gracia". Podemos hablar de Él y trabajar para Él, pero vivir lejos de su corazón, que se inclina hacia quien está herido.

Esta es la tentación de una "espiritualidad del espejismo": podemos caminar a través de los desiertos de la humanidad no ver lo que realmente existe, sino lo que nos gustaría ver; somos capaces de construir visiones del mundo, pero no aceptamos lo que el Señor pone delante de los ojos. Una fe que no hecha raíces en la vida de las personas permanece estéril y en lugar de oasis, crea otros desiertos. 

Hay una segunda tentación, caen en una "fe que sigue un programa". Podemos caminar con el pueblo de Dios, pero tenemos nuestra planilla de marcha, donde se planeó todo: sabemos a dónde ir y cuánto tiempo debe pasar; todos deben respetar nuestros ritmos y cualquier inconveniente nos perturba.

Corremos el riesgo de llegar a ser como "muchos" del Evangelio que pierden la paciencia y reprenden a Bartimeo. Poco antes habían reprendido a los niños, ahora al mendigo ciego: molesta o no está a la altura debe ser excluido.

Jesús, por el contrario, desea incluir sobretodo a quien está relegado al margen y le se dirige a Él gritándole. Estos, como Bartimeo, tienen fe, porque saber que uno necesita la salvación es la mejor manera de encontrar a Cristo. Y al final, Bartimeo comienza a seguir a Jesús por el camino (cf. 10, 52). No sólo recupera la vista, pero se une a la comunidad de quienes caminan con Jesús.



Queridos hermanos sinodales, caminamos juntos. Les agradezco por el camino que hemos compartido con la mirada fija en el Señor y los hermanos, en la búsqueda de senderos que el Evangelio indica a nuestro tiempo para anunciar el misterio de amor de la familia.

Continuamos por el camino que el Señor desea. Pidámos a Él una mirada sana y salvada, que sepa difundir luz, porque recuerda el esplendor que lo ha iluminado. Sin dejar nunca ofuscarnos por el pesimismo y por el pecado, buscamos y vemos la gloria de Dios que brilla en el hombre vivo.

Fuente : Zenit

miércoles, 21 de octubre de 2015

Sinodo : Concluyen los círculos menores.


Los cardenales Sistach y Suárez Inda señalan que se han levantado temas además de los desafíos

El Sínodo de los Obispos sobre la familia se encuentra en el segundo día de la semana final. Ayer en la Sala de prensa de la Santa Sede, tres cardenales indicaron cómo proceden los trabajos; el arzobispo de Barcelona, el español Lluís Martínez Sistach; el mexicano de Morelia, Alberto Suárez Inda; y el sudafricano de Durban, y vicepresidente del Sínodo, Wilfrid Fox Napier, OFM.

El cardenal español consideró importante que además de los desafíos hayan salido otros aspectos. Por ejemplo sabemos que “se casan para ser felices, hay que procurar que sean felices y tengan vida”. Por lo tanto la preparación es importantísima. Y que “hayan tenido un encuentro personal con Jesús”. Otro de los aspectos ha sido “que prevenir es mejor que curar”.

Por su parte, el cardenal Suárez Inda calificó al presente Sínodo, de “experiencia impactante”, porque nos permitió “tocar la realidad en su situación dolorosa” pero también positiva para animar a las familias, precisando  que “es muy importante la doctrina, pero ésta no es teoría”, sino “la visión que Cristo nos permite tener”, con una mirada compasiva, de la marcha de la historia y en particular de las familias heridas.

martes, 20 de octubre de 2015

El Sínodo de los Obispos, iniciado el pasado domingo 4 de octubre, entra en la semana final.

Para explicar lo que está sucediendo, en la Sala de Prensa de la Santa Sede expusieron el patriarca Latino de Jerusalén, Fouad Twal; el arzobispo australiano, metropolita de Brisbane y relator de un Círculo menor, Mark B. Coleridge; y monseñor Enrico Solmi, obispo italiano de Parma, acompañados por el director de la oficina de prensa de la Santa Sede, el padre Federico Lombardi.

El patriarca ha asegurado sentirse estos días “en familia, como en casa”, viviendo un signo bellísimo de colegialidad. Asimismo ha precisado que es normal que haya diversidad de opiniones porque “venimos de contextos diferentes, los desafíos no son los mismos. Aunque también los hay que son comunes”. Por eso, ha indicado que hay un punto que les reúne a todos y es que “todos queremos el bien de las familias”. Subrayando el intenso trabajo de estas dos semanas, el patriarca ha indicado que “no hay un aspecto de la familia que no haya sido tratado”.

Por su parte, monseñor Coleridge ha observado que el trabajo no termina porque “el camino del Sínodo continúa”. Además, ha recordado que “este es un Sínodo pastoral, se necesita la doctrina pero es primordialmente un Sínodo pastoral”. 

Monseñor Enrico Solmi ha asegurado que estos días se vive un fuerte sentido de catolicidad de la Iglesia, “venir a Roma y encontrar el mundo”. Al respecto ha indicado que en al Aula llegan “todas las familias del mundo con sus particularidades”. Y el Sínodo, ha observado, continúa el clima del año pasado, “hablar con franqueza” aunque haya distintos pensamientos y opiniones.

Finalmente ha deseado que el Sínodo sepa incidir en la vida de la Iglesia, poniendo a la familia en el lugar que le corresponde en la Iglesia. “Y espero que esto puede convertirse en una señal fuerte para nuestra sociedad y nuestros países que a menudo se olvidan sistemáticamente de la familia”.

Por otro lado, el arzobispo australiano ha comentado las palabras del papa Francisco en ocasión del 50º aniversario del Sínodo de los Obispos. Según el prelado, se ha tratado de un discurso “programático”, “el más importante del Sínodo. Lo que más me ha conmovido --ha explicado-- es que ha hablado de la sinodalidad en toda la Iglesia. Y en este contexto el Papa habla de colegialidad episcopal. Es la eclesiología del Concilio Vaticano II.
 
 
Fuente : Zenit

miércoles, 7 de octubre de 2015

Fábrica de esperanza



Las palabras del Papa Francisco en la Vigilia de oración del Sínodo en la Plaza de San Pedro: "Iluminar la noche del hombre"
  
”Vale la pena encender una pequeña vela en la oscuridad que nos rodea? No se necesitaría algo más para disipar la oscuridad?".
 
Con estas preguntas el Papa Francisco dio comienzo a la Vigilia de Oración organizada por la Conferencia Episcopal Italiana en la Plaza de San Pedro el sábado 3 de octubre, víspera del Sínodo Ordinario sobre la familia. El Papa Francisco invitó a que se rezara para que el Sínodo "sepa reorientar la experiencia conyugal y familiar hacia una imagen plena del hombre; que sepa reconocer, valorizar y proponer todo lo bello, bueno y santo que hay en ella; abrazar las situaciones de vulnerabilidad que la ponen a prueba: la pobreza, la guerra, la enfermedad, el luto, las relaciones laceradas y deshilachadas de las que brotan dificultades, resentimientos y rupturas; que recuerde a estas familias, y a todas las familias, que el Evangelio sigue siendo la «buena noticia» desde la que se puede comenzar de nuevo".
 

 
 

"Cada familia es siempre una luz, por más débil que sea, en medio de la oscuridad del mundo", continuó el Papa antes de citar el impacto que recibió Charles de Foucauld al descubrir la espiritualidad que emana de Nazaret: "Para entender hoy a la familia, entremos también nosotros en el misterio de la Familia de Nazaret, en su vida escondida, cotidiana y ordinaria, como es la vida de la mayor parte de nuestras familias, con sus penas y sus sencillas alegrías; vida entretejida de paciencia serena en las contrariedades, de respeto por la situación de cada uno, de esa humildad que libera y florece en el servicio; vida de fraternidad que brota del sentirse parte de un único cuerpo".

Lugar de "santidad evangélica", "discernimiento" y "gratuidad", pero también de "presencia discreta, fraterna y solidaria", la familia "nos enseña a salir de nosotros mismos para acoger al otro, a perdonar y ser perdonados". Una Iglesia, que es familia, según el Papa "sabe presentarse con la proximidad y el amor de un padre, que vive la responsabilidad del custodio, que protege sin reemplazar, que corrige sin humillar, que educa con el ejemplo y la paciencia". La Iglesia también es una casa abierta, "lejos de grandezas exteriores, acogedora en el estilo sobrio de sus miembros y, precisamente por ello, accesible a la esperanza de paz que hay dentro de cada hombre, incluidos aquellos que –probados por la vida– tienen el corazón lacerado y dolorido. Esta Iglesia – subrayó el Papa - puede verdaderamente iluminar la noche del hombre".

 

martes, 29 de septiembre de 2015

HOMILÍA DEL SANTO PADRE SANTA MISA EN LA CLAUSURA DEL VIII ENCUENTRO MUNDIAL DE LAS FAMILIAS


Hoy la Palabra de Dios nos sorprende con un lenguaje alegórico fuerte que nos hace pensar. Un lenguaje alegórico que nos desafía pero también estimula nuestro entusiasmo.

 En la primera lectura, Josué dice a Moisés que dos miembros del pueblo están profetizando, proclamando la Palabra de Dios sin un mandato. En el Evangelio, Juan dice a Jesús que los discípulos le han impedido a un hombre sacar espíritus inmundos en su nombre. Y aquí viene la sorpresa: Moisés y Jesús reprenden a estos colaboradores por ser tan estrechos de mente. ¡Ojalá fueran todos profetas de la Palabra de Dios! ¡Ojalá que cada uno pudiera obrar milagros en el nombre del Señor!

 Jesús encuentra, en cambio, hostilidad en la gente que no había aceptado cuanto dijo e hizo. Para ellos, la apertura de Jesús a la fe honesta y sincera de muchas personas que no formaban parte del pueblo elegido de Dios, les parecía intolerable. Los discípulos, por su parte, actuaron de buena fe, pero la tentación de ser escandalizados por la libertad de Dios que hace llover sobre «justos e injustos» (Mt 5,45), saltándose la burocracia, el oficialismo y los círculos íntimos, amenaza la autenticidad de la fe y, por tanto, tiene que ser vigorosamente rechazada.

 Cuando nos damos cuenta de esto, podemos entender por qué las palabras de Jesús sobre el escándalo son tan duras. Para Jesús, el escándalo intolerable es todo lo que destruye y corrompe nuestra confianza en este modo de actuar del Espíritu.


Nuestro Padre no se deja ganar en generosidad y siembra. Siembra su presencia en nuestro mundo, ya que «el amor no consiste en que nosotros hayamos amado primero a Dios, sino en que Él nos amó primero» (1Jn 4,10). Amor que nos da la certeza honda: somos buscados por Él, somos esperados por Él. Esa confianza es la que lleva al discípulo a estimular, acompañar y hacer crecer todas las buenas iniciativas que existen a su alrededor. Dios quiere que todos sus hijos participen de la fiesta del Evangelio. No impidan todo lo bueno, dice Jesús, por el contrario, ayúdenlo a crecer. Poner en duda la obra del Espíritu, dar la impresión que la misma no tiene nada que ver con aquellos que «no son parte de nuestro grupo», que no son «como nosotros», es una tentación peligrosa. No bloquea solamente la conversión a la fe, sino que constituye una perversión de la fe.

 La fe abre la «ventana» a la presencia actuante del Espíritu y nos muestra que, como la felicidad, la santidad está siempre ligada a los pequeños gestos. «El que les dé a beber un vaso de agua en mi nombre –dice Jesús, pequeño gesto– no se quedará sin recompensa» (Mc 9,41). Son gestos mínimos que uno aprende en el hogar; gestos de familia que se pierden en el anonimato de la cotidianidad pero que hacen diferente cada jornada. Son gestos de madre, de abuela, de padre, de abuelo, de hijo, de hermanos. Son gestos de ternura, de cariño, de compasión. Son gestos del plato caliente de quien espera a cenar, del desayuno temprano del que sabe acompañar a madrugar. Son gestos de hogar. Es la bendición antes de dormir y el abrazo al regresar de una larga jornada de trabajo. El amor se manifiesta en pequeñas cosas, en la atención mínima a lo cotidiano que hace que la vida siempre tenga sabor a hogar. La fe crece con la práctica y es plasmada por el amor. Por eso, nuestras familias, nuestros hogares, son verdaderas Iglesias domésticas. Es el lugar propio donde la fe se hace vida y la vida crece en la fe.

 Jesús nos invita a no impedir esos pequeños gestos milagrosos, por el contrario, quiere que los provoquemos, que los hagamos crecer, que acompañemos la vida como se nos presenta, ayudando a despertar todos los pequeños gestos de amor, signos de su presencia viva y actuante en nuestro mundo.

 Esta actitud a la que somos invitados nos lleva a preguntarnos, hoy, aquí, en el final de esta fiesta: ¿Cómo estamos trabajando para vivir esta lógica en nuestros hogares, en nuestras sociedades? ¿Qué tipo de mundo queremos dejarle a nuestros hijos? (cf. Laudato si’, 160). Pregunta que no podemos responder sólo nosotros. Es el Espíritu que nos invita y desafía a responderla con la gran familia humana. Nuestra casa común no tolera más divisiones estériles. El desafío urgente de proteger nuestra casa incluye la preocupación de unir a toda la familia humana en la búsqueda de un desarrollo sostenible e integral, porque sabemos que las cosas pueden cambiar (cf. ibid., 13). Que nuestros hijos encuentren en nosotros referentes de comunión, no de división. Que nuestros hijos encuentren en nosotros hombres y mujeres capaces de unirse a los demás para hacer germinar todo lo bueno que el Padre sembró.


De manera directa, pero con afecto, Jesús dice: «Si ustedes, pues, que son malos, saben dar cosas buenas a sus hijos, ¿cuánto más el Padre del cielo dará el Espíritu Santo a los que se lo piden?» (Lc 11,13) Cuánta sabiduría hay en estas palabras. Es verdad que en cuanto a bondad y pureza de corazón nosotros, seres humanos, no tenemos mucho de qué vanagloriarnos. Pero Jesús sabe que, en lo que se refiere a los niños, somos capaces de una generosidad infinita. Por eso nos alienta: si tenemos fe, el Padre nos dará su Espíritu.

 Nosotros los cristianos, discípulos del Señor, pedimos a las familias del mundo que nos ayuden. Somos muchos los que participamos en esta celebración y esto es ya en sí mismo algo profético, una especie de milagro en el mundo de hoy, que está cansado de inventar nuevas divisiones, nuevos quebrantos, nuevos desastres. Ojalá todos fuéramos profetas. Ojalá cada uno de nosotros se abriera a los milagros del amor para el bien de su propia familia y de todas las familias del mundo –y estoy hablando de milagros de amor-, y poder así superar el escándalo de un amor mezquino y desconfiado, encerrado en sí mismo e impaciente con los demás. Les dejo como pregunta para que cada uno responda –porque dije la palabra “impaciente”-: ¿En mi casa se grita o se habla con amor y ternura? Es una buena manera de medir nuestro amor.

 Qué bonito sería si en todas partes, y también más allá de nuestras fronteras, pudiéramos alentar y valorar esta profecía y este milagro. Renovemos nuestra fe en la palabra del Señor que invita a nuestras familias a esta apertura; que invita a todos a participar de la profecía de la alianza entre un hombre y una mujer, que genera vida y revela a Dios. Que nos ayude a participar de la profecía de la paz, de la ternura y del cariño familiar. Que nos ayude a participar del gesto profético de cuidar con ternura, con paciencia y con amor a nuestros niños y a nuestros abuelos.

 Todo el que quiera traer a este mundo una familia, que enseñe a los niños a alegrarse por cada acción que tenga como propósito vencer el mal –una familia que muestra que el Espíritu está vivo y actuante– y encontrará gratitud y estima, no importando el pueblo o la religión, o la región, a la que pertenezca.

Que Dios nos conceda a todos ser profetas del gozo del Evangelio, del Evangelio de la familia, del amor de la familia, ser profetas como discípulos del Señor, y nos conceda la gracia de ser dignos de esta pureza de corazón que no se escandaliza del Evangelio. Que así sea

miércoles, 23 de septiembre de 2015

La familia que vive la alegría de la fe la comunica de manera natural. Esa familia es la sal de la tierra y la luz del mundo; es la levadura de la sociedad.






El Arzobispo Charles Chaput, inauguró el Encuentro Mundial de las Familias Filadelfia 2015 al que asistirá el Papa Francisco los días 26 y 27 de septiembre.

El Arzobispo de Filadelfia se dirigió a los miles de asistentes a este importante evento eclesial y mundial: “este es un momento para que el hemos trabajado y por el que hemos rezado los últimos tres años. Entonces, mirando a esta multitud de hermosos rostros hoy, siento una alegría al poder decir finalmente: bienvenidos al Encuentro Mundial de las Familias y bienvenidos a Filadelfia, la ciudad del amor fraternal”.

El mismo día en que el Papa Francisco llegó a Estados Unidos, precisamente a Washington D.C., Mons. Chaput recordó que “Filadelfia es una ciudad rica en historia, es donde nació Estados Unidos y donde se elaboró la declaración de independencia y la Constitución, pero lo que celebramos ahora es una celebración del futuro”.

“El futuro está vivo en el alma de cada uno de las familias peregrinas, que han venido aquí desde todo el mundo, para dar testimonio de la belleza del matrimonio y la vida familiar”, dijo.
Mons. Chaput afirmó luego que “Dios es bueno y nos ama con el celo de un padre y la ternura de una madre, y su Iglesia le da la bienvenida a la gente –no solo a los católicos, sino a los amigos de otros credos y personas de buena voluntad– que se unen a nosotros en estos días para una experiencia de alegría y hermandad”.

El Arzobispo de Filadelfia recordó luego que hace casi 300 años, en 1732 en esa ciudad, “once personas asistieron a la primera misa de un jesuita (P. Joseph Greaton). Este fin de semana otro jesuita (el Papa Francisco) celebrará la Misa para nosotros y congregará a decenas de millones de gente aquí, en Norteamérica y Latinoamérica, y en todo el mundo”.

“La lección es simple. Dios reconfigure el mundo a través de la gente y las familias que lo aman. Esta semana es un tiempo de gracia, un tiempo en el que Dios se mueve entre nosotros. Que él derrame su coraje, su alegría y su paz en todos nuestros corazones”, concluyó.


Fuente : Aciprensa

lunes, 21 de septiembre de 2015

Reflexión del Papa Francisco sobre el matrimonio y la familia


El pasado miércoles, 16 de septiembre, en la Audiencia General el Papa Francisco nos dirigía las siguientes palabras:

 


Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!

Esta es nuestra reflexión conclusiva sobre el tema del matrimonio y la familia. Estamos en vísperas de acontecimientos hermosos y arduos, que están directamente relacionados con este gran tema: el Encuentro mundial de las familias en Filadelfia y el Sínodo de los obispos aquí, en Roma. Ambos tienen resonancia mundial, que corresponde a la dimensión universal del cristianismo, pero también al alcance universal de esta comunidad humana fundamental e insustituible que es precisamente la familia.

El paso actual de la civilización parece marcado por los efectos a largo plazo de una sociedad administrada por la tecnocracia económica. La subordinación de la ética a la lógica del provecho dispone de medios ingentes y de enorme apoyo mediático. En este escenario, una nueva alianza del hombre y de la mujer no solo es necesaria, sino también estratégica para la emancipación de los pueblos de la colonización del dinero. Esta alianza debe volver a orientar la política, la economía y la convivencia civil. Decide la habitabilidad de la tierra, la transmisión del sentimiento de la vida, los vínculos de la memoria y de la esperanza. De esta alianza, la comunidad conyugal-familiar del hombre y de la mujer es la gramática generativa, podríamos decir, el «lazo de oro». Toma la fe de la sabiduría de la creación de Dios, que no ha confiado a la familia el cuidado de una intimidad que es fin en sí misma, sino el emocionante proyecto de hacer «doméstico» el mundo. Precisamente la familia está al inicio, en la base de esta cultura mundial que nos salva; nos salva de tantos, tantos ataques, de tantas destrucciones, de tantas colonizaciones, como la del dinero o de las ideologías que amenazan tanto al mundo. La familia es la base para defenderse.


Precisamente en la Palabra bíblica de la creación hemos tomado nuestra inspiración fundamental para nuestras breves meditaciones del miércoles sobre la familia. A esta Palabra podemos y debemos recurrir nuevamente con amplitud y profundidad. Es un gran trabajo el que nos espera, pero también muy estimulante. La creación de Dios no es una simple premisa filosófica: es el horizonte universal de la vida y de la fe. No hay un designio divino diverso de la creación y de su salvación. Por la salvación de la criatura —de toda criatura— Dios se hizo hombre: «Por nosotros, los hombres, y por nuestra salvación», como dice el Credo. Y Jesús resucitado es «primogénito de toda criatura» (Col 1, 15). El mundo creado está confiado al hombre y a la mujer: lo que sucede entre ellos deja la impronta en todo. Su rechazo de la bendición de Dios desemboca fatalmente en un delirio de omnipotencia que arruina todas las cosas. Es lo que llamamos «pecado original». Y todos venimos al mundo con la herencia de esta enfermedad.


No obstante esto, no somos malditos ni estamos abandonados a nosotros mismos. Al respecto, el antiguo relato del primer amor de Dios por el hombre y la mujer ya tenía páginas escritas a fuego. «Pongo hostilidad entre ti y la mujer, entre tu descendencia y su descendencia» (Gn 3, 15 a). Son las palabras que Dios dirige a la serpiente engañadora, encantadora. Mediante estas palabras Dios marca a la mujer con una barrera protectora del mal, a la que puede recurrir —si quiere— para cada generación. Quiere decir que la mujer lleva una bendición secreta y especial, para la defensa de su criatura del Maligno. Como la Mujer del Apocalipsis, que corre a esconder al hijo del Dragón. Y Dios la protege (cf. Ap 12, 6).


Pensad qué profundidad se abre aquí. Existen muchos lugares comunes, a veces incluso ofensivos, sobre la mujer tentadora que inspira el mal. En cambio, hay espacio para una teología de la mujer que esté a la altura de esta bendición de Dios para ella y para la generación.

En todo caso, la misericordiosa protección de Dios respecto al hombre y a la mujer jamás se pierde para ambos. No olvidemos esto. El lenguaje simbólico de la Biblia nos dice que antes de alejarlos del jardín del Edén, Dios les hizo al hombre y a la mujer túnicas de piel y los vistió (cf. Gn 3, 21). Este gesto de ternura significa que, incluso en las dolorosas consecuencias de nuestro pecado, Dios no quiere que permanezcamos desnudos y abandonados a nuestro destino de pecadores. Esta ternura divina, esta solicitud por nosotros, la vemos encarnada en Jesús de Nazaret, Hijo de Dios «nacido de mujer» (Gál 4, 4). Y el mismo san Pablo dice una vez más: «Siendo nosotros todavía pecadores, Cristo murió por nosotros» (Rm 5, 8). Cristo, nacido de mujer, de una mujer. Es la caricia de Dios sobre nuestras llagas, sobre nuestros errores, sobre nuestros pecados. Pero Dios nos ama como somos y quiere llevarnos adelante con este proyecto, y la mujer es la más fuerte, la que lleva adelante este proyecto.

La promesa que Dios hace al hombre y a la mujer, en el origen de la historia, incluye a todos los seres humanos, hasta el fin de la historia. Si tenemos suficiente fe, las familias de los pueblos de la tierra se reconocerán en esta bendición. De todos modos, quienquiera que se deje conmover por esta visión, independientemente del pueblo, la nación o la religión a la que pertenezca, ¡póngase en camino con nosotros! Será nuestro hermano y nuestra hermana, sin hacer proselitismo. Caminemos juntos con esta bendición y con este objetivo de Dios de hacernos a todos hermanos en la vida, en un mundo que va adelante y nace precisamente de la familia, de la unión del hombre y la mujer.
¡Que Dios os bendiga, familias de todos los rincones de la tierra! ¡Que Dios os bendiga a todos!

viernes, 18 de septiembre de 2015

Carta Pastoral de nuestro Obispo D. Ramón: La familia en el nuevo curso pastoral

 Queridos fieles:

1. Durante estos primeros días de septiembre estamos presentando el Plan pastoral diocesano para el nuevo curso. Se destacan en el mismo objetivos concretos, propuestas, celebraciones especiales… Este año envolverá todo el recorrido, siguiendo la propuesta del Papa Francisco, la palabra MISERICORDIA. “Jesucristo es el rostro de la misericordia del Padre” (Bula del Jubileo extraordinario de la misericordia, 1).
 
 Se irá informando puntualmente sobre las diversas celebraciones programadas desde la Diócesis, Arciprestazgos, Delegaciones, Parroquias, Asociaciones y demás colectivos. Que todo nos ayude a penetrar en el misterio de la misericordia divina, fuente de paz y alegría. Éste será el objetivo fundamental del nuevo curso pastoral para todos y cada uno de los fieles de esta Iglesia particular de Jaén.
 
2. Me van a permitir que destaque hoy, en esta carta, a la FAMILIA, como institución fundamental en este proceso de cara al nuevo curso. Pensemos en los niños, niñas y adolescentes, a quienes se les invita en estos días desde las Parroquias a dar comienzo a las catequesis de las distintas edades.
 
Cierto que la Delegación de Catequesis invitará, como siempre, a iniciar un año más este recorrido y que la Delegación de Infancia y Adolescencia, ya está preparando el Encuentro diocesano de la Misericordia, que tendrá lugar en los días 13 y 14 de Febrero. Tomen nota. Cierto también que las parroquias están ofreciendo, a través de sus sacerdotes y catequistas programas de ayuda a favor del despertar y crecimiento en la fe de estas nuevas generaciones de cristianos, pero deseo invitar también, de forma especial, a las Familias y solicitar de ellas una colaboración activa en este proceso.
 
3. Tenemos ya muy próximo, por otra parte, el Sínodo Extraordinario sobre la Familia, que se celebrará en Roma el próximo mes de octubre. Estemos muy atentos a sus deliberaciones y conclusiones sobre esta institución fundamental para la sociedad y la Iglesia.
 
Sabemos que en los años sesenta y setenta del siglo pasado la familia española sufrió un fortísimo impacto social y religioso.   Comenzó un declive paulatino, pero creciente, en la transmisión de la fe de los padres a los hijos. El tema de Dios dejó de aflorar, en no pocos casos, en las conversaciones de familia. Lo mismo podríamos decir sobre criterios cristianos para la vida. Se fue perdiendo la práctica de la oración en la familia, la asistencia a la misa dominical y otras prácticas religiosas.
 
Estas tendencias incluso se han agudizado en estas últimas décadas, debido, en gran medida, al ambiente permisivo de la sociedad y a la legislación en ocasiones hostil contra el matrimonio. Podemos constatar que sigue en aumento el número de niños y niñas no bautizados o que estando bautizados no han tenido el “despertar a la fe”, y exigen, sin embargo, recibir la Primera Comunión. Se puede comprobar también, al mismo tiempo, una mayor entrega en no pocos padres a favor de la formación cristiana de sus hijos, implicándose incluso como catequistas de otros niños y niñas.
 
 
4. Ante esta realidad, las familias y parroquias han tomado cartas en el asunto y, de forma cada vez más coordinada y eficaz, ofrecen itinerarios para este despertar religioso. Ello exige una implicación directa y personal de los padres y otros familiares en este proceso.
 
Recordemos que con un gesto muy significativo, durante el rito del bautismo, el padre o el padrino enciende una vela en el Cirio pascual, símbolo de Cristo Resucitado y, luego, dirigiéndose a los familiares, delante de los fieles presentes, el celebrante dice: “Que vuestro hijo, iluminado por Cristo, camine siempre como hijo de la luz”.
 
Este gesto encierra en sí todo el sentido de la transmisión de la fe en la familia y desde la familia.
 
La Comunidad cristiana parroquial, por otra parte, es como la segunda familia del bautizado. El Concilio Vaticano II nos recordó esta verdad con especial énfasis al decirnos que son los pastores, sobre todo Obispos y sacerdotes, los que deben guiar y alentar al pueblo de Dios en la actividad misionera de la transmisión de la fe, pero precisan del apoyo imprescindible y colaboración de la comunidad diocesana y parroquial en todo tiempo (Cf. Decreto Ad Gentes, n. 6).
 
Guiados por el Espíritu trabajemos juntos para que los nuevos bautizados alcancen el conocimiento de Dios misericordioso que les ama, y aprendan el sentido de la vida, a la luz del Evangelio de Jesucristo.
 
 
     Con mi saludo y afecto en el Señor,  feliz curso pastoral.
 
 
     Jaén, 14 de Septiembre de 2015
 
+ Ramón del Hoyo López
      Obispo de Jaén

viernes, 11 de septiembre de 2015

El Amor es nuestra misión : la familia plenamente viva


Las catequesis preparatorias al Encuentro Mundial de la Familia comienzan con una "declaración de intenciones" en las que se nos ponen de forma resumida los pilares en los que se fundamentan.

 

Comienza esta declaración afirmando que la Iglesia cree que Dios existe y que nos ama. Se afirma esto, porque los que nos hemos encontrado a Jesucristo confiamos en Él. Esta confianza permite una relación en la que se revela y anuncia el plan de Dios para toda la creación. Confiando en este plan, podemos proclamar que todos y cada uno de nosotros estamos creados a imagen de Dios. Creemos que Dios nos crea con un propósito y para una misión. Creemos que, en Jesús, Dios se hizo hombre. Creemos que, en Jesús, Dios invita y convoca al mundo entero a conocerlo y a vivir en la Iglesia como su pueblo de la alianza. Creemos que el amor de Dios está visible y se manifiesta en esta alianza, que revela que Dios es fiel incluso hasta en la muerte, a pesar de ser infieles y pecadores. Creemos que Jesús sufrió, murió y resucitó de entre los muertos, confirmando el poder y la fidelidad de Dios, y ofreciéndonos confianza en que su camino es verdadero. Como pueblo de la alianza de Jesús, confiamos en que Él ahora está sacramentalmente presente con nosotros y que, en definitiva, compartiremos su victoria y la comunión celestial. Apoyados en el Espíritu Santo y en los sacramentos de la Iglesia, buscamos esta comunión, que Jesús prometió sería nuestro destino.

 

Creemos que todos los aspectos de nuestra vida —incluidas nuestra sexualidad, nuestra fertilidad y nuestra vida familiar— forman parte de esta misión de vivir y amar como Jesús enseñó. Creemos que, en el Sacramento del Matrimonio, Dios nos ha dado el don de experimentar su alianza. En la alianza del matrimonio, marido y mujer viven juntos a la luz de la alianza ya establecida entre Dios e Israel, entre Cristo y la Iglesia. Creemos que el matrimonio es el semillero de una familia, el núcleo de la Iglesia doméstica, que es en sí misma un miembro esencial de la gran Iglesia universal.

 

Reconocemos que somos seres caídos y que toda forma de sufrimiento, tentación y pecado puede agobiarnos e impedirnos alcanzar aquello para lo que fuimos creados. Pero confiamos en que, sin importar las pruebas que enfrentemos o las heridas que nos inflijamos, a nosotros mismos y a los demás, Dios es fiel. Su pasión, crucifixión y resurrección son la evidencia decisiva de que Él no se apartará de su alianza. El Señor ha demostrado que Él es más fuerte que todos nuestros pecados y que Él conquista el pecado. En nuestra vida juntos, ante la presencia de Jesús y del Espíritu Santo entre nosotros, creemos que Dios concretará la obra que ha iniciado en nosotros. En espera a ese día en que Jesús habrá de volver a establecer plenamente su Reino en la tierra, creemos que nuestra misión es dar testimonio de lo que Dios ha hecho y está haciendo. Creemos que nuestra misión es amar a Dios y al prójimo como Él nos enseñó.

 

Creemos que el amor es nuestra misión y que esta misión es la única manera de poder estar plenamente vivos y ser aquello para lo que fuimos creados. Creemos que este amor debe ser enseñado, compartido y difundido en y a través de la familia, que es la Iglesia doméstica.

 

Esta declaración concluía recodándonos que la familia participa en la misión de toda la Iglesia. Por tanto  las catequesis están dirigidas a explicar esta visión del amor más detalladamente.

jueves, 10 de septiembre de 2015

Catequesis preparatorias para el Encuentro Mundial de las Familias


EL AMOR ES NUESTRA MISIÓN
La familia plenamente viva


En los próximos días presentaremos las catequesis sobre la vida familiar, que ha preparado la Arquidiócesis de Filadelfia y el Consejo Pontificio para la Familia como preparación del Octavo Encuentro Mundial de las Familias, que tendrá lugar en Filadelfia del 22 al 27 de septiembre de 2015.
 
En la presentación de las mismas el Arzobispo de Filadelfia nos recordaba que estas catequesis explican cómo toda la enseñanza católica acerca del sexo, el matrimonio y la familia se deriva de nuestras creencias básicas sobre Jesús, ofrecen un relato que comienza con nuestra creación, que observa con sobriedad nuestra caída y los desafíos que enfrentamos, pero que enfatiza el plan de Dios para nuestra salvación.
 
El eje elegido "El amor es nuestra misión", nos señala que es amando a Dios y los unos a los otros que estaremos plenamente vivos.
 
Monseñor Charles J. Chaput y el Reverendísimo Vincenzo Paglia, Presidente del Consejo Pontificio para la Familia, nos animan a todos a que las estudiemos para comentarla con los demás, particularmente en las parroquias, y que recemos para buscar caminos para que la Iglesia pueda servir a las familias y en que las familias puedan servir a la Iglesia. La familia y la Iglesia dependen mutuamente una de la otra.
 

martes, 8 de septiembre de 2015

Oración para el Encuentro Mundial de las Familias

Únete en oración a las familias de todas partes del mundo.

 

Reza la oración para el Encuentro Mundial de las Familias cada día con tu familia por el éxito del evento y por las intenciones personales de tu familia.




Texto:

Dios y Padre de todos,
en Jesús, tu Hijo y nuestro Salvador,
nos has hecho
hijos e hijas tuyas
en la familia de la Iglesia.
 
Que tu gracia y amor
ayuden a nuestras familias
en todas partes del mundo
a estar unidas entre sí
en la fidelidad del Evangelio.
 
Que el ejemplo de la Sagrada Familia,
con la ayuda de tu Espíritu Santo,
guie a todas las familias, especialmente a las más atribulada,
a ser hogares de comunión y oración
y a buscar siempre tu verdad y vivir en tu amor.

 Por Cristo nuestro Señor. Amén.
 
¡ Jesús, María y José, rueguen por nosotros !

viernes, 4 de septiembre de 2015

El Icono del Encuentro Mundial de las Familias

La obra del icono de la Sagrada Familia para el Encuentro Mundial de las Familias Filadelfia 2015, nos puede ayudar a pensar y a sentir emociones sobre Dios y a la familia. 

Se solicitó a Neilson Carlin de Kennett Square, Pensilvania que creara dicho Icono para el Encuentro Mundial de las Familias Filadelfia 2015.  




“En Él estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres”. – Juan 1:4

Así como los planetas encuentran su balance y harmonía girando alrededor del sol, así nosotros encontramos orden perfecto cuando establecemos a Cristo en el centro de nuestras familias. Su luz ilumina nuestros corazones y mentes, así como nuestras interacciones con los demás.  Consecuentemente, la obra fue diseñada para enfocar al espectador en la centralidad de Cristo en la imagen y recordarnos de la necesidad de su rol como el punto central de nuestras vidas.

Desde el frente hacia atrás, las figuras se han colocado intencionalmente en capas para indicar la proximidad de su relación a Cristo. 

En el primer plano extremo, prácticamente saliéndose fuera del lienzo, se encuentra de pie al infante, sus ojos fijados firmemente en el espectador, extendiendo un signo de la bendición situado en el centro exacto de la obra. 

Junto a él, la Santa Madre, con una mirada ligeramente más allá de su hijo, visualizando su pasión, completamente consiente de la prueba que aún está por venir para su familia y por el bien de todas las familias. 

Justo atrás de pie está San José, quien gentilmente descansa sobre su esposa una mano amorosa y protectora, esa mano completa la cadena de conexión que inicia con la mano de Cristo, que descansa suavemente sobre la de su madre. 

Atrás de todos se encuentran la madre y padre de María, Santa Ana y San Joaquín. Ellos, junto con María y José, todos están mirando en dirección a Cristo. Con caras pensativas, su júbilo viene no por evadir sufrimiento con la venida de Nuestro Señor, sino de la confianza firme y constante en Cristo, quien es la estrella de la mañana que los guiará a través de las tormentas de la vida.

Envolviendo a las figuras está un marco arquitectónico imitando ligeramente el dosel sobre el altar en la Basílica Catedral de San Pedro y San Pablo en Filadelfia. 

Este marco contiene elementos muy específicos al tiempo y lugar del evento para el cual la obra fue comisionada. En la parte superior izquierda tiene una representación del escudo de armas de la Arquidiócesis de Filadelfia, donde se llevará a cabo el Encuentro Mundial de las Familias 2015. En la parte superior derecha se encuentra el escudo de armas de su Santidad Papa Francisco, quien tiene la tutela pontificia de la guía del encuentro. En la parte de abajo, un recordatorio del año en el cual se celebrara el Encuentro Mundial de las Familias y situadas a su alrededor hay lirios blancos que son un recordatorio de la pureza de la Santa Madre.

jueves, 3 de septiembre de 2015

Familia:Transmisora de la fe.

Recordamos las palabras del Papa Francisco en la Audiencia General del pasado 2 de septiembre.




Queridos hermanos y hermanas:

Hoy abordamos el tema de la familia como transmisora de la fe. Tanto en sus palabras como en sus signos, el Señor pone con frecuencia los lazos familiares como ejemplo de nuestra relación con Dios.

La sabiduría encerrada en esos afectos familiares, que ni se compran ni se venden, es el mejor legado del espíritu familiar y Dios se revela, quiere revelarse, a través de este lenguaje.

Por otro lado, la fe y el amor de Dios purifican los afectos familiares del egoísmo y los protegen del degrado. Los abre a un nuevo horizonte que nos hace capaces de ver más allá, de ver a todos los hombres como una sola familia. De ese modo, quien hace la voluntad de Dios y vive en su amor, es capaz de ver a Jesús en el otro y de ser para él un verdadero hermano.

Queridos hermanos, llevar este estilo familiar a todas las relaciones humanas nos haría capaces de cosas impensables, sería una bendición para todos los pueblos y un signo de esperanza sobre la tierra. Se da ahí una comunicación del misterio de Dios más profunda e incisiva que mil tratados de teología.

viernes, 26 de junio de 2015

Proyecto Raquel ; Balance del Curso Pastoral.


En este cuso pastoral, que ahora finalizamos, el Proyecto Raquel ha cumplido su primer año desde la implantación en nuestra Diócesis. Ya han sido varios los padres y madres heridos por el aborto los que se han acercado al Proyecto para realizar su acompañamientos.
               
Con las mirada ya puesta en el Año de la Misericordia el Papa Francisco nos sigue hablando de la misericordia divina y su concreción en la vida de la Iglesia:<> (Papa Francisco, Evangelii Gaudium, n.114). Y seguirá nuestro empeño por acercar esa misericordia a las personas heridas por el aborto.

              
Nuestra labor de difusión se ha puesto en marcha gracias a varias comunidades parroquiales, cofradías y hermandades que nos han acogido para compartir con ellos una jornada de reflexión en la que pretendemos acercarles a la realidad del drama de aborto.
               
 
El Equipo de Difusión del Proyecto Raquel comenzó este curso pastoral el 14 de noviembre en la parroquia de San Félix de Valois de Jaén, en la que fuimos invitados a participar, con nuestro testimonio, en la celebración de una vigilia de oración por la vida.  Varias han sido las Cofradías y Hermandades de nuestra diócesis las que nos han recibido en este curso, comenzamos el 31 de enero en la Cofradía de Ntro. Padre Jesús de Jaén,   continuamos el 27 de marzo participando en el XIV Ciclo de Formación de la Cofradía de  La Columna de Jodar  y terminamos el 5 de junio en la Cofradía de La Amargura de Jaén.



               
Así mismo se ha puesto en marcha un Taller para Jóvenes con el fin de concienciar sobre la gravedad del aborto, la realidad de dicho problema en nuestra Diócesis y las consecuencias y heridas que provoca a las madres y padres de esos niños no nacidos, en dichos talleres han participados alumnos del Colegio de La Presentación de Linares, el 4 de febrero,  y los grupos de Kairos y de Jóvenes de las parroquias de El Salvador de Jaén, el 13 de marzo,  y de San Ildefonso de Jaén, el 30 de Mayo.
 

               

Dar a conocer la figura de los intercesores, que a través de la oración ruegan a favor del proyecto y de los acompañamientos que se están realizando. La experiencia de oración junto a los jóvenes que participaron en la Vigilia de Oración en Adoremus,  el pasado 29 de Mayo, fue una experiencia inolvidable.

                Gracias a la invitación de las comunidades parroquiales de Santiago Apóstol y de San Félix de Valois de Jaén hemos participado en sendas Jornadas de la Familia celebradas el 15 de mayo y el 16 junio respectivamente.

 
 
"Junto al amor de Dios y su perdón, el proyecto Raquel, al que nos sumamos sacerdotes, consagrados y fieles diocesanos, deberá significar para estas hermanas y hermanos nuestros un sincero apoyo espiritual y psicológico para su recuperación humana completa en todos los órdenes”. Estas palabras que, hace un año  nos dirigía, en el envío de Consejeros del Proyecto Raquel,  nuestro Obispo D. Ramón nos siguen animando para continuar con nuestra labor para seguir siendo la respuesta de la Iglesia Católica al drama del aborto buscando ofrecer un camino de esperanza, de reconciliación y de sanción, a las personas que heridas por el aborto.

Queremos daros las gracias a todos por vuestra acogida y por vuestras oraciones.

 
Isabel Sánchez
Directora Proyecto Raquel -Jaén

viernes, 19 de junio de 2015

Encuentro Arciprestal Familiar en el Arciprestazgo de Mágina.


 
El próximo Domingo, 21 de Junio, la parroquia de la Asunción de Ntra. Sra. de la Guardia acogerá el Encuentro Arciprestal de Familia. Una jornada de encuentro, oración, formación y convivencia. Bajo el título: "Matrimonio y familia, una vocación para vivir en comunidad" reflexionaremos sobre el matrimonio como verdadera vocación, analizaremos las principales etapas de la vida matrimonial y familiar, nos introduciremos en la espiritualidad conyugal y en los medios para vivirla concluyendo con la importancia de vivir esta vocación y esta espiritual en comunidad.  El encuentro comenzará a las 10:30 en las "Allanadas del Santo" de la Guardia de Jaén. Continuando con una oración a las 11:00 de la mañana tras la cual reflexionaremos sobre los temas ya señalados y abriremos un tiempo de dialogo. A las 13:15 celebraremos la Eucaristía tras la cual degustaremos una gran paella compartida junto a otras viandas.




Nos animan las palabras del Arzobispo de Filadelfia, diócesis norteamericana dónde se celebrará el Encuentro Mundial de Familias del 22 al 25 de septiembre de este año, Charles Chaput "Del mismo modo la gloria de los hombres y las mujeres es su capacidad de amar como Dios ama. La vida en familia es una invitación a encarnar ese amor en la vida cotidiana".


 

viernes, 12 de junio de 2015

VIII Jornadas de la Familia - Parroquia de San Felix de Valois; La familia, primera defensora de la vida.

El Equipo de Pastoral Familiar de la Parroquia de San Félix de Valois de Jaén, organiza un año más, y con este van ya ocho, unas jornadas para reflexionar sobre algún tema de interés para las familias. Este año el lema es "La familia, primera defensora de la vida".  Hace veinte años, el 25 de marzo de 1995, el Papa Juan Pablo II publicaba su encíclica Evangelium Vitae, en ella nos recordaba que "la Iglesia, que desde los tiempos apostólicos proclama constantemente el valor de la vida humana, se esfuerza cada día con más intensidad para defenderla y atender a los más necesitados". En este servicio a la vida, la encíclica Evangelium Vitae supuso un hito importante.


Los Obispos de la Subcomisión Episcopal para la Familia y Defensa de la Vida han reiterado en varias ocasiones su apoyo y bendición a todos los que desde distintas plataformas y asociaciones, se empeñan en la importante y a veces difícil tarea de la defensa de la vida. Al mismo tiempo que invitaban a todas las familias cristianas a implicarse activamente en estas acciones que promueven una visión cristiana de la familia y de la vida como don de Dios.

            

Con este mismo espíritu se han programado los días 16, 17 y 18 de junio estas jornadas en las que el martes, 16 de Junio, miembros del Equipo de Difusión del Proyecto Raquel nos presentarán dicho proyecto diocesana que cumple ya un año de su implantación en nuestra diócesis. El miércoles, 17 de Junio, participaremos en un "video forum" en el que se proyectarán el corto "legrado" y el documental testimonial "Marta, madre adolescente", presentado y coordinado por Juan de Dios García. Miembro de la Delegación Episcopal de Familia y Vida. Y como conclusión de las Jornadas el Jueves 18, de Junio, se celebrará una mesa redonda bajo el lema ; Trabajando por la Vida. Experiencias, en las que participaran representantes de Proyecto Raquel, Plataforma de ayuda a la Mujer Embarazada, Red Madre y  Derecho a Vivir.



           

Todas las actividades programadas comenzaran a las 20:00 h. en el salón de actos de la parroquia. La invitación está abierta a todos.





martes, 19 de mayo de 2015

Carta Pastoral: Día del Apostolado Seglar y de la Acción Católica. Familias cristianas, apóstoles en el mundo.


     Queridos fieles diocesanos:
 
     1. Bajo el título: Familias cristianas, apóstoles en el mundo, celebramos esta jornada anual el próximo día 24 de mayo. Se pretende con ella, primero, encomendar ante el Señor a la institución familiar y, además, suscitar la reflexión en nosotros sobre la dimensión misionera y apostólica de esta institución.
 
     La familia cristiana, como bien sabemos, es el cauce ordinario para descubrir la vocación del amor. El testimonio y la vida familiar de los cristianos debería ser siempre un punto de referencia inconfundible para que las nuevas generaciones descubran ese proyecto de amor al que estamos llamados por la misma naturaleza y en los planes divinos trazados para el hombre y la mujer (Gn 1, 26-28).
 
     Se deduce de todo ello la importancia de cuidar en la familia las virtudes cristianas de la fe, esperanza y caridad, la oración personal, el perdón, la comunión entre las personas… como copartícipes de la obra creadora de Dios.
 
     2. De esta forma la familia se con vierte en sujeto activo de la evangelización. Conforme camina en su fe la familia ha de ser consciente de que precisa de una continua evangelización, que se inicia el mismo día de la boda, para ser comunidad evangelizadora, primero hacia dentro, entre los mismos esposos, hijos y nietos, y también hacia fuera encarnándose en la sociedad, iluminando con su vida a otras familias.
 
     En la exhortación apostólica postsinodal de Juan Pablo II Christifideles laici se lee que: “…la Iglesia sostiene que el matrimonio y la familia constituyen el primer campo para el compromiso social de los fieles laicos” (n. 41), es decir, es el campo principal de evangelización o apostolado para los fieles laicos casados.
 
     3. Esta afirmación, sin embargo, no dejaría de ser un mero deseo o teoría si no se acudiera a la fuente de donde brota la vida de todo apostolado: la unión y cercanía con Jesucristo. Sólo siente necesidad de darle a conocer quien se deja tocar por Él. Se produce entonces lo que escribe san Juan en la primera de sus cartas: “lo que hemos visto y oído es lo que os anunciamos” (1 Jn 1,3).
 
     Por otra parte, como el Papa Francisco escribe asimismo en la exhortación apostólica Evangelii gaudium, la familia no sólo ha de abrirse a esa amistad con Jesús, sino también estar cerca de la vida real de la gente. Nos dice que la evangelización y la misión son “una pasión por Jesús pero, al mismo tiempo, una pasión por el pueblo”. Cuando la familia reconoce en Jesucristo el amor que nos sostiene y dignifica, esa mirada de Jesús, comenta el Santo Padre: “se amplía y se dirige llena de cariño y de ardor hacia todo su pueblo… nos quiere tomar como instrumentos para llegar cada vez más cerca de su pueblo amado… nos envía al pueblo” de tal modo que no se entendería nuestra identidad de cristianos sin esta pertenencia y opción evangelizadora (cfr. n. 268).

 
 
     4. Hemos de agradecer, con ocasión de esta Jornada, el apoyo e interés de las Delegaciones diocesanas que animan la formación y apostolado de un laicado cada vez más numeroso y comprometido en la acción evangelizadora en todo el territorio diocesano.
 
     Destacamos el programa que, con ocasión de esta Jornada, han preparado las Delegaciones de Apostolado Seglar y de Familia y Vida, en el Seminario diocesano, desde las 10 a las 14 horas para el día 23, víspera de Pentecostés. Sería de desear que se celebrasen actos semejantes, a nivel arciprestal o parroquial, en esa misma fecha por los grupos y asociaciones laicales tan numerosas en muchas comunidades.
 
 
     Elogiamos e informamos, asimismo, sobre la iniciativa de la Delegación de Infancia y Adolescencia que, en esa misma fecha, bajo el lema: los frutos del Espíritu, la semilla de tu alegría, se reunirán en el Colegio Divino Maestro de la Ciudad de Jaén, a partir de las 10,30 horas. Finalizará el encuentro con la celebración de la Santa Misa en la Catedral de Jaén, a las cinco de la tarde. Están invitados los grupos de adolescentes parroquiales, especialmente de la ciudad de Jaén.
 
     No hay Pentecostés sin la Virgen María. Así fue al inicio, en el Cenáculo de Jerusalén, donde los discípulos perseveraban en la oración con un mismo espíritu, en compañía de algunas mujeres, de María, la Madre de Jesús y de sus hermanos (Hch 1, 14).
 
     Vivamos con María, nuestra Madre, la preparación y la gran Fiesta de Pentecostés en la Iglesia de Jaén.
     Con mi saludo en el Señor. Feliz Pascua
 
+ Ramón del Hoyo López
      Obispo de Jaén