miércoles, 22 de octubre de 2014

Festividad de San Juan Pablo II

El pasado 27 de abril, Domingo de la Divina Misericordia, fue canonizado el gran Papa San Juan Pablo II “el Papa de la Familia”.

La fecha para la fiesta de San Juan Pablo II se celebra hoy, 22 de octubre, en recuerdo del inicio de su pontificado en 1978.

Monseñor Livio Melina, Presidente del Pontificio Instituto Juan Pablo II para estudios sobre el matrimonio y la Familia nos recordaba las palabras del Papa emérito Benedicto XVI cuando afirmó que “Juan Pablo II no pedía aplausos, nunca ha mirado alrededor preocupado por cómo se recibían sus afirmaciones. Él ha obrado a partir de su fe y sus convicciones y estaba dispuesto a sufrir los golpes. La valentía de la verdad es a mis ojos un criterio de primer orden en la santidad”.

Monseñor Melina destaca que en la Familiaris Consortio San Juan Pablo II dijo, con palabras proféticas que no han perdido nada de su actualidad: “En un momento histórico en que la familia es objeto de muchas fuerzas que tratan de destruirla o deformarla, la Iglesia, consciente de que el bien de la sociedad y de sí misma está profundamente vinculado al bien de la familia, siente de manera más viva y acuciante su misión de proclamar a todos el designio de Dios sobre el matrimonio y la familia” (n. 3).

Recoger la gran herencia de Juan Pablo II sobre el amor humano, el matrimonio y la familia, desarrollar sus riquezas y sus fecundas perspectivas de acción pastoral en el horizonte de la nueva evangelización, significa hoy, en un momento de confusión y de ataque inédito a los mismos fundamentos naturales y revelados de la familia, asumir la valentía de un testimonio de la verdad, en la certeza de que sólo en el encuentro íntimo entre verdad y misericordia se puede dar una auténtica pastoral familiar.

 

En la homilía con motivo de la canonización de San Juan Pablo II el papa Francisco destacaba que "...en el servicio al Pueblo de Dios, San Juan Pablo II fue el Papa de la familia. Él mismo, una vez, dijo que así le habría gustado ser recordado, como el Papa de la familia. Me gusta subrayarlo ahora que estamos viviendo un camino sinodal sobre la familia y con las familias, un camino que él, desde el Cielo, ciertamente acompaña y sostiene"

 


Desde aquí en este día queremos reconocer admiración y gratitud y al mismo tiempo felicitar, como han hecho en los padres sinodales, a las familias por el testimonio cotidiano que ofrecen a la Iglesia y al mundo, recorriendo muchas veces un camino lleno de contrariedades y especialmente a la comunidad de la Parroquia de San Juan Pablo II de Jaén que celebra por primera vez a su Titular con la celebración de la Santa Misa a las 19.00 h.

martes, 21 de octubre de 2014

Palabras del Papa al final del Sínodo


¡Con un corazón lleno de reconocimiento y de gratitud quiero agradecer junto a ustedes al Señor que nos ha acompañado y nos ha guiado en los días pasados, con la luz del Espíritu Santo!

Agradezco de corazón a S. E. Card. Lorenzo Baldisseri, Secretario General del Sínodo, S. E. Mons. Fabio Fabene, Sub-secretario, y con ellos agradezco al Relator S. E. Card. Peter Erdő y el Secretario Especial S. E. Mons. Bruno Forte, a los tres Presidentes delegados, los escritores, los consultores, los traductores, y todos aquellos que han trabajado con verdadera fidelidad y dedicación total a la Iglesia y sin descanso: ¡gracias de corazón!

Agradezco igualmente a todos ustedes, queridos Padres Sinodales, Delegados fraternos, Auditores, Auditoras y Asesores por su participación activa y fructuosa. Los llevare en las oraciones, pidiendo al Señor los ¡recompense con la abundancia de sus dones de su gracia!
 


Puedo decir serenamente que – con un espíritu de colegialidad y de sinodalidad – hemos vivido verdaderamente una experiencia de "sínodo", un recorrido solidario, un "camino juntos". Y siendo “un camino" – como todo camino – hubo momentos de corrida veloz, casi de querer vencer el tiempo y alcanzar rápidamente la meta; otros momentos de fatiga, casi hasta de querer decir basta; otros momentos de entusiasmo y de ardor. Momentos de profunda consolación, escuchando el testimonio de pastores verdaderos (Cf. Jn. 10 y Cann. 375, 386, 387) que llevan en el corazón sabiamente, las alegrías y las lágrimas de sus fieles. Momentos de gracia y de consuelo, escuchando los testimonios de las familias que han participado del Sínodo y han compartido con nosotros la belleza y la alegría de su vida matrimonial. Un camino donde el más fuerte se ha sentido en el deber de ayudar al menos fuerte, donde el más experto se ha prestado a servir a los otros, también a través del debate. Y porque es un camino de hombres, también hubo momentos de desolación, de tensión y de tentación, de las cuales se podría mencionar alguna posibilidad:

- La tentación del endurecimiento hostil, esto es el querer cerrarse dentro de lo escrito (la letra) y no dejarse sorprender por Dios, por el Dios de las sorpresas (el espíritu); dentro de la ley, dentro de la certeza de lo que conocemos y no de lo que debemos todavía aprender y alcanzar. Es la tentación de los celantes, de los escrupulosos, de los apresurados, de los así llamados "tradicionalistas" y también de los intelectualistas.

- La tentación del “buenismo” destructivo, que a nombre de una misericordia engañosa venda las heridas sin primero curarlas y medicarlas; que trata los síntomas y no las causa y las raíces. Es la tentación de los "buenistas", de los temerosos y también de los así llamados “progresistas y liberalistas”.

- La tentación de transformar la piedra en pan para romper el largo ayuno, pesado y doloroso (Cf. Lc 4, 1-4) y también de transformar el pan en piedra, y tirarla contra los pecadores, los débiles y los enfermos (Cf. Jn 8,7) de transformarla en “fardos insoportables” (Lc 10,27).

- La tentación de descender de la cruz, para contentar a la gente, y no permanecer, para cumplir la voluntad del Padre; de ceder al espíritu mundano en vez de purificarlo e inclinarlo al Espíritu de Dios.

- La tentación de descuidar el “depositum fidei”, considerándose no custodios, sino propietarios y patrones, o por otra parte, la tentación de descuidar la realidad utilizando ¡una lengua minuciosa y un lenguaje pomposo para decir tantas cosas y no decir nada!

Queridos hermanos y hermanas, las tentaciones no nos deben ni asustar ni desconcertar, ni mucho menos desanimar, porque ningún discípulo es más grande de su maestro; por lo tanto si Jesús fue tentado – y además llamado Belcebú (Cf. Mt 12,24) – sus discípulos no deben esperarse un tratamiento mejor.

Personalmente me hubiera preocupado mucho y entristecido sino hubieran estado estas tenciones y estas discusiones animadas; este movimiento de los espíritus, como lo llamaba San Ignacio (EE, 6) si todos hubieran estado de acuerdo o taciturnos en una falsa y quietista paz. En cambio he visto y escuchado – con alegría y reconocimiento – discursos e intervenciones llenos de fe, de celo pastoral y doctrinal, de sabiduría, de franqueza, de coraje y parresia. Y he sentido que ha sido puesto delante de sus ojos el bien de la Iglesia, de las familias y la “suprema lex”: la “salus animarum” (Cf. Can. 1752). Y esto siempre sin poner jamás en discusión la verdad fundamental del Sacramento del Matrimonio: la indisolubilidad, la unidad, la fidelidad y la procreatividad, o sea la apertura a la vida (Cf. Cann. 1055, 1056 y Gaudium et Spes, 48).

Esta es la Iglesia, la viña del Señor, la Madre fértil y la Maestra premurosa, que no tiene miedo de arremangarse las manos para derramar el olio y el vino sobre las heridas de los hombres (Cf. Lc 10,25-37); que no mira a la humanidad desde un castillo de vidrio para juzgar y clasificar a las personas. Esta es la Iglesia Una, Santa, Católica y compuesta de pecadores, necesitados de Su misericordia. Esta es la Iglesia, la verdadera esposa de Cristo, que busca ser fiel a su Esposo y a su doctrina. Es la Iglesia que no tiene miedo de comer y beber con las prostitutas y los publicanos (Cf. Lc 15). La Iglesia que tiene las puertas abiertas para recibir a los necesitados, los arrepentidos y ¡no sólo a los justos o aquellos que creen ser perfectos! La Iglesia que no se avergüenza del hermano caído y no finge de no verlo, al contrario, se siente comprometida y obligada a levantarlo y a animarlo a retomar el camino y lo acompaña hacia el encuentro definitivo con su Esposo, en la Jerusalén celeste.

¡Esta es la Iglesia, nuestra Madre! Y cuando la Iglesia, en la variedad de sus carismas, se expresa en comunión, no puede equivocarse: es la belleza y la fuerza del sensus fidei, de aquel sentido sobre natural de la fe, que viene dado por el Espíritu Santo para que, juntos, podamos todos entrar en el corazón del Evangelio y aprender a seguir a Jesús en nuestra vida, y esto no debe ser visto como motivo de confusión y malestar.

 


Tantos comentadores han imaginado ver una Iglesia en litigio donde una parte esta contra la otra, dudando hasta del Espíritu Santo, el verdadero promotor y garante de la unidad y de la armonía en la Iglesia. El Espíritu Santo que a lo largo de la historia ha conducido siempre la barca, a través de sus Ministros, también cuando el mar era contrario y agitado y los Ministros infieles y pecadores.

Y, como he osado decirles al inicio, era necesario vivir todo esto con tranquilidad y paz interior también, porque el sínodo se desarrolla cum Petro et sub Petro, y la presencia del Papa es garantía para todos. Por lo tanto, la tarea del Papa es aquella de garantizar la unidad de la Iglesia; es aquella de recordar a los fieles su deber de seguir fielmente el Evangelio de Cristo; es aquella de recordar a los pastores que su primer deber es nutrir la grey que el Señor les ha confiado y de salir a buscar – con paternidad y misericordia y sin falsos miedos – la oveja perdida. Su tarea es la de recordar a todos que la autoridad en la Iglesia es servicio (Cf. Mc 9,33-35) como ha explicado con claridad el Papa Benedicto XVI con palabras que cito textualmente: “la Iglesia esta llamada y se empeña en ejercitar este tipo de autoridad que es servicio, y la ejercita no a título propio, sino en el nombre de Jesucristo… a través de los Pastores de la Iglesia, de hecho, Cristo apacienta a su grey: es Él que la guía, la protege, la corrige porque la ama profundamente.

Pero el Señor Jesús, Pastor supremo de nuestras almas, ha querido que el Colegio Apostólico, hoy los Obispos, en comunión con el Sucesor de Pedro … participaran en este misión suya de cuidar al pueblo de Dios, de ser educadores de la fe, orientando, animando y sosteniendo a la comunidad cristiana, o como dice el Concilio, “cuidando sobre todo que cada uno de los fieles sean guiados en el Espíritu Santo a vivir según el Evangelio su propia vocación, a practicar una caridad sincera y operosa y a ejercitar aquella libertad con la que Cristo nos ha librado” (Presbyterorum Ordinis, 6)… Y a través de nosotros – continua el Papa Benedicto – es que el Señor llega a las almas, las instruyen las custodia, las guía. San Agustín en su Comentario al Evangelio de San Juan dice: “Sea por lo tanto un empeño de amor apacentar la grey del Señor” (123,5); esta es la suprema norma de conducta de los ministros de Dios, un amor incondicional, como aquel del buen Pastor, lleno de alegría, abierto a todos, atento a los cercanos y premuroso con los lejanos (Cf. S. Agustín, Discurso 340, 1; Discurso 46,15), delicado con los más débiles, los pequeños, los simples, los pecadores, para manifestar la infinita misericordia de Dios con las confortantes de la esperanza (Cf. Id., Carta 95,1)” (Benedicto XVI Audiencia General, miércoles, 26 de mayo de 2010).

Por lo tanto la Iglesia es de Cristo – es su esposa – y todos los Obispos del Sucesor de Pedro, tienen la tarea y el deber de custodiarla y de servirla, no como patrones sino como servidores. El Papa en este contexto no es el señor supremo sino más bien el supremo servidor – “Il servus servorum Dei”; el garante de la obediencia , de la conformidad de la Iglesia a la voluntad de Dios, al Evangelio de Cristo y al Tradición de la Iglesia poniendo de parte todo arbitrio personal, siendo también – por voluntad de Cristo mismo – “el Pastor y Doctor supremo de todos los fieles” (Can. 749) y gozando “de la potestad ordinaria que es suprema, plena, inmediata y universal de la iglesia” (Cf. Cann. 331-334).

Queridos hermanos y hermanas, ahora todavía tenemos un año para madurar con verdadero discernimiento espiritual, las ideas propuestas y encontrar soluciones concretas a las tantas dificultades e innumerables desafíos que las familias deben afrontar; para dar respuesta a tantos desánimos que circundan y sofocan a las familias, un año para trabajar sobre la “Relatio Synodi” que es el resumen fiel y claro de todo lo que fue dicho y discutido en esta aula y en los círculos menores.


 

¡El Señor nos acompañe y nos guie en este recorrido para gloria de Su nombre con la intercesión de la Virgen María y de San José! ¡Y por favor no se olviden de rezar por mí!
 
 
 
Fuente : Radio vaticana

lunes, 20 de octubre de 2014

El Sínodo Extraordinario de los Obispos publica un Mensaje y una Relación sinodal final

La III Asamblea Extraordinaria del Sínodo de los Obispos concluyó con la ceremonia de beatificación del Papa Pablo VI este domingo 19 de octubre pero finalizó sus trabajos el sábado 18 de octubre con la publicación de un Mensaje para las familias cristianas y una Relación sinodal final (Relatio Synodi), ambos documentos aprobados por la mayoría de los Padres sinodales presentes en el Aula Nueva del Sínodo.

El Cardenal Raymundo Damasceno Assis, Presidente de la Conferencia Episcopal de Brasil y uno de los Presidentes Delegados del Sínodo, explicó en la Oficina de Prensa vaticana la importancia de esta primera etapa sinodal que concluirá con el Sínodo Ordinario de octubre de 2015.

El sábado por la tarde, el Papa Francisco autorizó la publicación inmediata del texto integral de la Relatio Synodi que será el documento de reflexión para todas las Conferencias Episcopales del mundo durante este año en preparación a la próxima Asamblea sinodal y que fue aprobado por la mayoría de los Padres sinodales. El Padre Manuel Dorantes precisa algunos detalles sobre este proceso de votación.

Al finalizar las votaciones, el Papa Francisco pronunció un discurso calificado como “maravilloso” por el director de la Oficina de Prensa de la Santa Sede, el Padre Federico Lombardi.




En su intervención, el Obispo de Roma ha afirmado que puede decir “serenamente que –con un espíritu de colegialidad y de sinodalidad- hemos vivido verdaderamente una experiencia de ‘sínodo’, un recorrido solidario, un ‘camino juntos’” y ha recordado que “ahora todavía tenemos un año para madurar con verdadero discernimiento espiritual, las ideas propuestas y encontrar soluciones concretas a las tantas dificultades e innumerables desafíos que las familias deben afrontar; para dar respuesta a tantos desánimos que circundan y sofocan a las familias, un año para trabajar sobre la Relatio Synodi que es el reasunto fiel y claro de todo lo que fue dicho y discutido en esta aula y en los círculos menores”.

Fuente : Radio Vaticana

 
 
 
Nota : Tan pronto esté el texto completo publicado en español lo pondremos a vuestra disposición.

viernes, 17 de octubre de 2014

El Papa Francisco convoca el Sínodo ordinario sobre la familia. La familia de hoy en día: vocación y misión.

La XIV Asamblea general del Sínodo de los obispos- que de nuevo tratará sobre la familia- ha sido convocada por el Santo Padre: tendrá lugar el próximo año del 4 al 25 de octubre y se titulará “La vocación y la misión de la familia en la Iglesia y en el mundo contemporáneo”.



La noticia ha salido a la luz durante los trabajos del Sínodo extraordinario sobre la familia; y el documento final resultante: la Relatio Synodi, será el punto de partida para la Asamblea ordinaria del 2.015.

jueves, 16 de octubre de 2014

Puntualizaciones a la Relatio post disceptationem


En la XI Congregación general de la Asamblea extraordinaria los padres sinodales han dado algunas puntualizaciones a la Relatio post disceptationem para facilitar la tarea de los Círculos menores

El lunes por la mañana, seguidamente a la presentación de la Relatio post disceptationem, se retomó el debate libre de los padres sinodales en el Sínodo extraordinario sobre la familia. En el transcurso de la XI Congregación se dieron apreciaciones unánimes con respecto al documento llamado: “después de la discusión”, un documento capaz de reflejar con precisión las intervenciones que tuvieron lugar estos últimos días en el Aula.

En vista de la tarea que aguarda esta semana a los Círculos menores, algunos miembros de la Asamblea han querido puntualizar algunos términos para ayudarles en su trabajo de ahondamiento. “Por ejemplo – se dijo – que la Iglesia debe acoger a todo aquel que se encuentre en dificultad, además estaría muy bien hablar mucho más a menudo de las familias que permanecen fieles a las enseñanzas del Evangelio, agradeciéndoles y animándoles por el testimonio que dan. Del Sínodo debería surgir con más claridad la realidad de que el matrimonio es indisoluble, feliz, fiel para siempre, es hermoso, es posible y está presente en la sociedad, evitando así el focalizarse principalmente en las situaciones familiares imperfectas”
 


 
En general, la Relatio post disceptationem ha sido apreciada por su capacidad de "retratar" adecuadamente las intervenciones de estos días en el Aula, captando el espíritu de la Asamblea y destacando la acogida como tema principal de los trabajos. Del documento, se dice, emerge el amor de la Iglesia por la familia fiel a Cristo, pero también su capacidad de estar cerca del ser humano en cada momento de su vida, de comprender que, detrás de los desafíos pastorales, hay muchas personas que sufren. La mirada del Sínodo - se ha reiterado - tendría que ser la del pastor que da la vida por sus ovejas, no la del que las juzga a priori.

También se ha hablado de acentuar más el tema de la mujer, de su tutela y su importancia para la transmisión de la vida y de la fe; de integrar alguna reflexión sobre la figura de los abuelos en el hogar; de incluir una referencia más específica a la familia como "Iglesia doméstica" y a la parroquia como una "familia de familias", así como a la Sagrada Familia, como modelo de referencia. En este contexto, también se ha tratado de cómo valorizar la perspectiva misionera de la familia y de su anuncio del Evangelio en el mundo contemporáneo.

Es necesario profundizar y aclarar la cuestión de la "gradualidad’’, que podría dar origen a una serie de confusiones. Por ejemplo, en cuanto al acceso a los sacramentos para los divorciados que se han vuelto a casar, se ha dicho que es difícil aceptar excepciones sin que, en realidad, se conviertan en una regla común.

Asimismo se hizo notar que la palabra "pecado" no está casi presente en la Relatio. Y también se recordó el tono profético de las palabras de Jesús, para evitar el riesgo de conformarse a la mentalidad de este mundo.

En relación a los homosexuales se puso de relieve la necesidad de aceptación, pero con la prudencia adecuada, con el fin de no crear la impresión de una evaluación positiva de esa orientación por parte de la Iglesia. La misma atención se solicitó por cuanto respecta a las convivencias.

Igualmente se apuntó a la necesidad de reiterar la importancia del sacramento del Bautismo, que es esencial para comprender plenamente la sacramentalidad del matrimonio y también su ser un "ministerio" en el anuncio del Evangelio.

En cuanto a la agilización de los procedimientos para las causas de nulidad matrimonial, ha suscitado alguna perplejidad la propuesta de dar más competencias al obispo diocesano, cargando así demasiado peso sobre sus hombros. Se ha solicitado una reflexión más profunda y articulada sobre los casos de poligamia - en especial los de aquellos que se convierten y quieren recibir los sacramentos - y sobre la difusión de la pornografía (de forma particular en la web) que representa un riesgo real para la unidad familiar.

Por último, en relación con la apertura a la vida por parte de las parejas, se hizo hincapié en la necesidad de abordar con más detalle y decisión no sólo el tema del aborto, sino también el de maternidad subrogada.


Ahora es el momento de los  10 “círculos menores”, para los que se ha nombrado los respectivos moderadores y relatores, en los que los Obispos participantes del Sínodo Extraordinario sobre la Familia abordarán los asuntos propuestos para presentarle sus conclusiones a la secretaría.
 
Los “círculos menores” están agrupados por idiomas: dos en francés, tres en italiano, tres en inglés y dos en español. El Arzobispo de Guadalajara (México), Cardenal Francisco Robles Ortega, será el moderador de uno de los “círculos menores” en lengua española, así como el Arzobispo de Barcelona (España), Cardenal Lluís Martínez Sistach. Entre los relatores el P. Manuel Jesús Arroba Conde, profesor de Derecho Canónico procesal de la Pontificia Universidad Lateranense de Roma (Italia); el Arzobispo de Tunja (Colombia), Mons. Luis Augusto Castro Quiroga; y el Obispo de Vera Paz (Guatemala), Mons. Rodolfo Valenzuela Núñez.

 
 
 
Fuentes :
 
 
 

 

miércoles, 15 de octubre de 2014

“Relatio post disceptationem“


El pasado 13 de octubre, en la undécima congregación general el Cardenal Peter Erdo presento la "Relatio post disceptationem".
 


 
Tras una introducción el cardenal en la primera parte recogió las reflexiones en torno al contexto socio-cultural, la importancia de la vida afectiva  y los desafíos pastorales. la segunda parte se centro en la mirada en Cristo: el Evangelio de la familia, la gradualidad en la historia de la salvación, la familia en el plan salvífico de Dios, el discernimiento de los valores presentes en las familias heridas y en las situaciones irregulares, destacando la verdad y belleza de la familia y misericordia. Antes de la conclusión recogió las perspectivas pastorales y el anuncio del Evangelio de la familia hoy, en los diversos contextos, especialmente en lo referente al camino de preparación al matrimonio de los novios, al acompañamiento de los primeros años de la vida matrimonial, destacando aspectos como las familias heridas (separados, divorciados no vueltos a casar, divorciados vueltos a casar). la acogida a las personas homosexuales, la trasmisión de la vida y los desafíos que plantean la disminución de la natalidad, la educación y el rol de la familia en la evangelización.

Concluyendo con las siguientes palabras : "Las reflexiones propuestas, fruto del diálogo sinodal llevado a cabo en gran libertad y en un estilo de escucha recíproca, buscan plantear cuestiones e indicar perspectivas que deberán ser maduradas y precisadas por las reflexiones de las Iglesias locales en el año que nos separa de la Asamblea General Ordinaria del Sínodo de los obispos prevista para octubre de 2015. No se trata de decisiones tomadas, ni de perspectivas fáciles. Sin embargo, el camino colegial de los obispos y la implicación de todo el pueblo de Dios bajo la acción del Espíritu Santo, podrán guiarnos para encontrar vías de verdad y de misericordia para todos. Es la esperanza que desde al comienzo de nuestros trabajos el Papa Francisco nos ha dirigido invitándonos a la valentía de la fe y a la acogida humilde y honesta de la verdad en la caridad".



Os invitamos a todos a leer el documento completo.

jueves, 9 de octubre de 2014

Primera Congregación General: “Relatio ante disceptationem “


Resumen de la “Relatio ante disceptationem “ del Relator General, Cardenal Péter Erdő ante la Primera Congregación General.

El cardenal húngaro, Arzobispo de Esztergom-Budapest, destacó en su intervención que  es tarea propia de la pastoral familiar sostener el desafío educativo, en sus diversas fases: mediante la formación general de los jóvenes a la afectividad, en la preparación próxima a las nupcias, con el acompañamiento en la vida matrimonial y especialmente mediante el sostén en las situaciones más difíciles, de modo que la familia constituya una auténtica escuela de humanidad

El presidente de las Conferencias Episcopales de Europa nos recordó que si observamos los orígenes del cristianismo, vemos que logró ser aceptado y acogido —a pesar de todo rechazo y diversidad cultural— por la profundidad y fuerza intrínseca de su mensaje. Logrando iluminar la dignidad de la persona a la luz de la Revelación, también por lo que se refiere a la afectividad, la sexualidad y la familia.

El cardenal Erdo afirmó que el desafío que el Sínodo debe aceptar es precisamente lograr proponer de nuevo al mundo de hoy el atractivo del mensaje cristiano respecto al matrimonio y la familia, subrayando la alegría que dan, pero al mismo tiempo dar respuestas verdaderas e impregnadas de caridad (cf. Ef 4,15) a los numerosos problemas que especialmente hoy tocan la existencia de la familia. Poniendo de relieve que la auténtica libertad moral no consiste en hacer lo que se siente, no vive sólo de emociones, sino que se realiza solamente adquiriendo el verdadero bien.

 


Concluyó destacando que hoy se nos pide ante todo ponernos al lado de nuestros hermanas y hermanos con el espíritu del buen Samaritano (cf. Lc 10, 25-37): estar atentos a su vida, en particular estar cerca de aquellos a los que la vida ha “herido” y esperan una palabra de esperanza, que nosotros sabemos que sólo Cristo puede darnos (cf. Jn 6, 68).

El mundo necesita a Cristo. El mundo también nos necesita a nosotros, porque pertenecemos a Cristo.
 

 
Fuente :
 

miércoles, 8 de octubre de 2014

Relación introductoria de los trabajos por el cardenal Lorenzo Baldisseri, Secretario General del Sínodo


Este lunes, 3 de Octubre,  en el Aula del Sínodo, dio inicio a la III Asamblea General Extraordinaria del Sínodo de los Obispos sobre el tema “Los desafíos pastorales de la familia en el contexto de la evangelización”.

El cardenal Lorenzo Baldisseri, Secretario General del Sínodo, tuvo a su cargo la relación introductoria de los trabajos ante los 253 participantes de esta Asamblea Sinodal, provenientes de los cinco continentes, que son los Jefes de los 13 Sínodos de Obispos de las Iglesias Orientales Católicas sui iuris, los Presidentes de las 114 Conferencias Episcopales y los 3 Representantes de la Unión de Superiores Generales, mas los 26 Jefes de los Dicasterios de la Curia Romana, los 15 Miembros del XIII Consejo Ordinario y los 26 miembros de nombramiento pontificio, a los que se le suman los 8 delegados fraternos, representantes de Iglesias y comunidades eclesiales, que comparten con los católicos el compromiso de trabajar por una acción eficaz en favor de la familia, 16 Expertos y los 38 Oyentes, hombres y mujeres, elegidos entre muchos especialistas y personas comprometidas en la pastoral familiar, conscientes de que sus competencias y testimonios personales y los de sus respectivas comunidades que sin duda enriquecerán los trabajos sinodales.

En esta relación introductoria el Secretario General del Sínodo recordó las etapas previas de este evento, señalando los diferentes momentos preparatorios de recorrido sinodal, desde la XIII Asamblea General Ordinaria celebrada en 2012, a la preparación de la Asamblea General Extraordinaria que ahora se realiza. Asimismo el Secretario resaltó las prospectivas y novedades de este sínodo, señalando la novedad del “camino sinodal” y la metodología que se seguirá en las asambleas.

Es evidente, señalaba el cardenal Baldisseri,  que la primera novedad concierne al camino sinodal que ha querido el Santo Padre. Un camino que se desarrollará entre dos sínodos: la actual Asamblea Extraordinaria y la Ordinaria del próximo año. Un tiempo fuerte y oportuno, un Kairos para toda la Iglesia: pastores y fieles, en el cual dejarse guiar por el Espíritu Santo para realizar la sinodalidad a la que nos ha llamado en diversas ocasiones el Santo Padre como elemento relevante del Pontificado y de la vida de la Iglesia.

Juntos, cada uno con su improrrogable responsabilidad, somos llamados a reflexionar y profundizar, a la luz del Evangelio y de la fe de la Iglesia sobre el tema de la familia.

De igual modo explicó cómo se desarrollará la Asamblea siguiendo el orden temático en correspondencia con las partes y los capítulos del Instrumentum laboris y las novedades en cuanto a la metodología.




Concluyendo con las palabras de Pablo VI en la Homilía de apertura de la I Asamblea Extraordinaria del Sínodo de los Obispos del 11 de noviembre de 1969; "La Iglesia es esencialmente comunión" y lo es, como bien afirmó “en su doble referencia de comunión en Cristo con Dios y de comunión en Cristo con quienes creen en Él y virtualmente con toda la humanidad”.

¿Qué es la colegialidad sino una comunión, una solidaridad, una fraternidad, una caridad? ¿Qué es la sinodalidad sino la dinámica original de la vida y del camino de la Iglesia como comunidad, pueblo de Dios, que camina junto en “un ejercicio articulado de los diversos carismas y ministerios para el anuncio, el testimonio y la promoción de la venida del Reino entre los hombres”? (P. Coda, Rinnovamento a cinquant’anni dal Vaticano II, Il Regno, Attualità, 12/2014, p. 429).

Finalizando con el deseo que esta Asamblea sinodal sea el lugar privilegiado de dicha colegialidad sinodal, que anuncia el Evangelio caminando, y que esté impregnada de una nueva apertura al Espíritu, de un método y un estilo de vida y de testimonio, que garantice la unidad en la diversidad, la apostolicidad en la catolicidad.

"Que el Espíritu Santo ilumine a los participantes de esta Asamblea y la protección de la Virgen y de los Santos y beatos intercesores velen por los buenos resultados de este Sínodo", fueron sus últimas palabras.
 
 
Fuente : News.Vat
 
 

martes, 7 de octubre de 2014

Palabras del Papa a los participantes en el Sínodo. Con Pedro y bajo Pedro, el Papa es garantía para todos y custodia de la fe.


El Papa Francisco anima, en su primer discurso, a los participantes en el Sínodo a hablar con libertad y escuchar con humildad. 
(Vaticano 6 de octubre de 2014)


El Papa comenzó su discurso agradeciendo profundamente a todos los que trabajan y participan en la III Asamblea General Extraordinaria del Sínodo de los Obispos sobre el tema “Los desafíos pastorales de la familia en el contexto de la evangelización” animándolos a impulsar el espíritu de sinodalidad.

Tras destacar la gran responsabilidad de ayudar a las Iglesias particulares en el camino del Evangelio de la familia, el Santo Padre exhortó a dos actitudes de hermanos en el Señor: hablar con libertad y escuchar con humildad. Exhortando a los presentes a que lo hagan con mucha tranquilidad y paz, porque el Sínodo se desarrolla siempre ‘cum Petro et sub Petro’ – con Pedro y bajo Pedro - y la presencia del Papa es garantía para todos y custodia de la fe;

 "Ustedes traen la voz de las Iglesias particulares. Es una gran responsabilidad: traer las realidades y problemáticas de las Iglesias, para ayudarlas a caminar por esa senda que es el Evangelio de la familia" señaló.

Una condición general de base es ésta: hablar claro. Que nadie diga: "Esto no se puede decir; pensarán de mí así o así..." Hay que decir todo lo que se siente con libertad. Después del último Consistorio – en febrero de 2014 – en el que se habló de la familia, un Cardenal me escribió diciendo: qué pena que algunos Cardenales no hayan tenido el coraje de decir algunas cosas por respeto al Papa, pensado quizá que el Papa pensara de forma distinta. Esto no es bueno, esto no es sinodalidad, porque hay que decir todo lo que en el Señor se siente que se debe decir: sin respeto humano, sin temor. Y, al mismo tiempo, se debe escuchar con humildad y acoger con corazón abierto lo que dicen los hermanos. Con estas dos actitudes se ejercita la sinodalidad.

Finalizando con las siguientes palabras "Queridos hermanos, colaboremos todos juntos para que se afirme con claridad la dinámica de la sinodalidad ¡Gracias!".
 
 
 
 
 
 

domingo, 5 de octubre de 2014

Palabras del papa durante el rezo del Angelus

Refiriéndose a la celebración de la mañana (la apertura del Sínodo sobre la Familia), el Papa Francisco invitó a todos a apoyar los trabajos del Sínodo con la oración, invocando la materna intercesión de María.

“Los Padres sinodales, provenientes de todas partes del mundo, vivirán junto a mí dos intensas semanas de escucha y de diálogo, fecundadas por la oración”, subrayó el Santo Padre, recordando el tema del mismo: “Los desafíos pastorales de la familia en el contexto de la evangelización”.



“Así como una viña, observó, el pueblo requiere mucho cuidado, requiere un amor paciente y fiel. Así hace Dios con nosotros y así, nosotros Pastores, estamos llamados a hacer. Ocuparse de la familia es también una forma de trabajar en la viña del Señor, para que produzca los frutos del Reino de Dios.”

Santa Misa de Apertura del Sínodo Extraordinario sobre la Familia


HOMILÍA DEL SANTO PADRE FRANCISCO
 Domingo 5 de octubre de 2014
 

El profeta Isaías y el Evangelio de hoy usan la imagen de la viña del Señor. La viña del Señor es su «sueño», el proyecto que él cultiva con todo su amor, como un campesino cuida su viña. La vid es una planta que requiere muchos cuidados.

El «sueño» de Dios es su pueblo: Él lo ha plantado y lo cultiva con amor paciente y fiel, para que se convierta en un pueblo santo, un pueblo que dé muchos frutos buenos de justicia.

Sin embargo, tanto en la antigua profecía como en la parábola de Jesús, este sueño de Dios queda frustrado. Isaías dice que la viña, tan amada y cuidada, en vez de uva «dio agrazones» (5,2.4); Dios «esperaba derecho, y ahí tenéis: asesinatos; esperaba justicia, y ahí tenéis: lamentos» (v. 7). En el Evangelio, en cambio, son los labradores quienes desbaratan el plan del Señor: no hacen su trabajo, sino que piensan en sus propios intereses.

Con su parábola, Jesús se dirige a los jefes de los sacerdotes y a los ancianos del pueblo, es decir, a los «sabios», a la clase dirigente. A ellos ha encomendado Dios de manera especial su «sueño», es decir, a su pueblo, para que lo cultiven, se cuiden de él, lo protejan de los animales salvajes. El cometido de los jefes del pueblo es éste: cultivar la viña con libertad, creatividad y laboriosidad.

Pero Jesús dice que aquellos labradores se apoderaron de la viña; por su codicia y soberbia, quieren disponer de ella como quieran, quitando así a Dios la posibilidad de realizar su sueño sobre el pueblo que se ha elegido.

La tentación de la codicia siempre está presente. También la encontramos en la gran profecía de Ezequiel sobre los pastores (cf. cap. 34), comentada por san Agustín en su célebre discurso que acabamos de leer en la Liturgia de las Horas. La codicia del dinero y del poder. Y para satisfacer esta codicia, los malos pastores cargan sobre los hombros de las personas fardos insoportables, que ellos mismos ni siquiera tocan con un dedo (cf. Mt 23,4).

También nosotros estamos llamados en el Sínodo de los Obispos a trabajar por la viña del Señor. Las Asambleas sinodales no sirven para discutir ideas brillantes y originales, o para ver quién es más inteligente... Sirven para cultivar y guardar mejor la viña del Señor, para cooperar en su sueño, su proyecto de amor por su pueblo. En este caso, el Señor nos pide que cuidemos de la familia, que desde los orígenes es parte integral de su designio de amor por la humanidad.

Somos todos pecadores y también nosotros podemos tener la tentación de «apoderarnos» de la viña, a causa de la codicia que nunca falta en nosotros, seres humanos. El sueño de Dios siempre se enfrenta con la hipocresía de algunos servidores suyos. Podemos «frustrar» el sueño de Dios si no nos dejamos guiar por el Espíritu Santo. El Espíritu nos da esa sabiduría que va más allá de la ciencia, para trabajar generosamente con verdadera libertad y humilde creatividad.

Hermanos sinodales, para cultivar y guardar bien la viña, es preciso que nuestro corazón y nuestra mente estén custodiados en Jesucristo por la «paz de Dios, que supera todo juicio» (Flp 4,7). De este modo, nuestros pensamientos y nuestros proyectos serán conformes al sueño de Dios: formar un pueblo santo que le pertenezca y que produzca los frutos del Reino de Dios (cf. Mt 21,43).





Imagen: Agencia EFE

Vigilia de Oración en la víspera de la Apertura del Sínodo de la Familia

Palabras del Papa Francisco.
Plaza de San Pedro. 4 de octubre de 2014



 
Queridas familias ¡Buenas noches!

Anochece ahora en nuestra asamblea.

Es la hora en que se vuelve a casa de buen grado, para encontrarse en la misma mesa, en el espesor de los afectos, el bien cumplido y recibido, de los encuentros que calientan el corazón y lo hacen crecer, vino bueno que anticipa en los días del hombre la fiesta sin ocaso.

Y también es la hora que más pesa para el que se encuentra cara a cara con su propia soledad, en el crepúsculo amargo de sueños y proyectos quebrados: cuántas personas arrastran sus días en el callejón sin salida de la resignación, del abandono, e incluso del rencor; en cuántos hogares ha faltado el vino de la alegría y, por lo tanto, el sabor - la misma sabiduría - de la vida...

De los unos y de los otros, esta noche, nos hacemos voz con nuestra oración.

Es significativo que - incluso en la cultura individualista que desnaturaliza y hace efímeros los vínculos – en cada nacido de mujer permanezca vivo un anhelo esencial de estabilidad, de una puerta abierta, de una persona con la cual entretejer y compartir la historia de la vida, una historia a la cual pertenecer. La comunión de vida asumida por el esposo y la esposa, su apertura al don de la vida, la custodia recíproca, el encuentro y la memoria de las generaciones, el acompañamiento educativo, la transmisión de la fe cristiana a los hijos...: con todo esto la familia sigue siendo escuela incomparable de humanidad, contribución indispensable para una sociedad justa y solidaria (Cf. Exhortación Apostólica Evangelii gaudium, 66-68).

Y cuanto más profundas son sus raíces, más se puede salir y llegar lejos en la vida, sin perderse ni sentirse extranjeros en ningún lugar.


Este horizonte nos ayuda a comprender la importancia de la Asamblea sinodal que se abre mañana.

Ya el ‘convenire in unum’, alrededor del Obispo de Roma, es un evento de gracia, en el que la colegialidad episcopal se manifiesta en un camino de discernimiento espiritual y pastoral. Para buscar lo que el Señor le pide hoy a Su Iglesia, debemos escuchar los latidos de este tiempo y percibir el 'olor' de los hombres de hoy, hasta quedar impregnados de sus alegrías y esperanzas, sus tristezas y angustias (cf Concilio Ecuménico Vaticano II, Constitución Pastoral sobre la Iglesia en el mundo actual Gaudium et Spes, 1): entonces sabremos proponer con credibilidad la buena noticia sobre la familia.

Sabemos, en efecto, que en el Evangelio hay una fuerza y una ​​ternura capaces de vencer lo que crea infelicidad y violencia. ¡Sí, en el Evangelio está la salvación que colma las necesidades más profundas del hombre! De esta salvación - obra de la misericordia de Dios y de Su gracia - como Iglesia, somos signo e instrumento, sacramento vivo y eficaz (cf. Exhortación Apostólica Evangelii gaudium, 112.). Si no fuera así, nuestro edificio sería sólo un castillo de naipes y los pastores se reducirían a clérigos de estado, en cuyos labios el pueblo buscaría en vano la frescura y el “olor a Evangelio" (Ibid., 39).

Emergen así también los contenidos de nuestra oración.

Al Espíritu Santo, pidámosle para los Padres Sinodales, ante todo, el don de la escucha: escuchar a Dios, hasta escuchar con Él el clamor del pueblo; escuchar al pueblo, hasta respirar en él la voluntad a la que Dios nos llama.


Junto con la escucha, invoquemos la disponibilidad a confrontarnos de forma sincera, abierta y fraterna, que nos lleve a asumir con responsabilidad pastoral los interrogativos que este cambio de época trae consigo. Dejemos que se derramen en nuestro corazón, sin perder nunca la paz, sino con la confianza serena en que, a su tiempo, el Señor no dejará de volver a conducir hacia la unidad.

La historia de la Iglesia ¿no nos presenta acaso tantas situaciones análogas, que nuestros padres supieron superar con obstinada paciencia y creatividad?

El secreto está en una mirada: y es el tercer don que imploramos con nuestra oración. Porque, si de verdad queremos verificar nuestro pasado en el terreno de los desafíos contemporáneos, la condición decisiva es mantener nuestra mirada fija en Jesucristo - Lumen Gentium, Luz de los pueblos- detenernos en la contemplación y en la adoración de su rostro. Si asumimos su manera de pensar, de vivir y de relacionarse, no tendremos dificultades para traducir el trabajo sinodal en indicaciones y caminos para la pastoral de de la persona y de la familia. De hecho, cada vez que volvemos a la fuente de la experiencia cristiana, se abren nuevos caminos y posibilidades inimaginables. Es lo que deja intuir la indicación evangélica: «Hagan todo lo que él les diga». (Jn 2,5). Son palabras que contienen el testamento espiritual de María, «amiga siempre atenta para que no falte el vino en nuestras vidas» (Evangelii gaudium, 286). ¡Hagámoslas nuestras!

Entonces, nuestra escucha y nuestro confrontarnos sobre la familia, amada con la mirada de Cristo, se volverán una oportunidad providencial para renovar - siguiendo el ejemplo de San Francisco – a la Iglesia y a la sociedad.

Con la alegría del Evangelio, volveremos a encontrar el camino de una Iglesia reconciliada y misericordiosa, pobre y amiga de los pobres; una Iglesia capaz de «triunfar con paciencia y caridad en sus aflicciones y dificultades, tanto internas como externas» (Concilio Ecuménico Vaticano II Constitución Dogmática sobre la Iglesia Lumen gentium, 8).

Pueda soplar el viento de Pentecostés sobre los trabajos sinodales, sobre la Iglesia, sobre la humanidad entera. Desate los nudos que impiden a las personas encontrarse, sane las heridas que sangran, reavive la esperanza. Nos conceda aquella caridad creativa que permite amar como Jesús amó.





 
Y nuestro anuncio volverá a encontrar la vitalidad y el dinamismo de los primeros misioneros del Evangelio.


Fuente y traducción del italiano: Cecilia de Malak- Radio Vaticano

sábado, 4 de octubre de 2014

¿Cómo se desarrollará?

La primera semana, en modo general, en ella se realizarán Congregaciones generales en las que los padres sinodales tendrán 4 minutos para intervenir sobre los diferentes temas del documento de la Instrumentum Laboris.

 Y durante la segunda semana los miembros trabajarán en los círculos menores.

 


El cardenal Lorenzo Baldisseri, Secretario General del Sínodo de los Obispos explicó que “el tema de la familia es un tema crucial, muy sentido por todo el mundo. Cada familia es una realidad diferente, entonces tenemos que estudiarla profundamente. Como saben ya hubo una investigación de carácter básico, la gente respondió y ahora nosotros estamos respondiendo como responsables de la pastoral de los Obispos del mundo a todas las cuestiones que vinieron de abajo para arriba”. De igual modo destacó que el Papa Francisco desea que en este camino sinodal cada persona del pueblo de Dios se exprese con libertad: “Puedo decir con franqueza que el Papa quiere libertad de expresión y capacidad de discutir todo con respeto, dejando naturalmente a cada uno con su posición, pero como una aportación positiva, sea la posición más extraña, pero no importa, es siempre una contribución positiva. Por eso creo que este Sínodo va a dar resultados buenos”.

¿Quién participa?


253 son los participantes en la Asamblea Extraordinaria Sinodal sobre la Pastoral Familiar.

191 Obispos procedentes de los cinco continentes, entre los que se encuentran los presidentes de las 114 Conferencias episcopales del mundo y los jefes de los 25 dicasterios vaticanos.
Dicasterio (del griego δικαστήριον, tribunal de justicia, de δικάστης, juez o jurado) es la denominación que se utiliza para referirse a los departamentos u organismos especializados de la Curia Romana. Los dicasterios, que están organizados colegiadamente, comprenden Congregaciones, Tribunales, Consejos Pontificios y Oficinas, además de la Secretaría de Estado de la Santa Sede. Los Dicasterios están formados por el Cardenal Prefecto o un Arzobispo Presidente, por una asamblea de Padres Cardenales y de algunos Obispos, con la ayuda del Secretario.

Además, participarán 8 delegados fraternos, 16 expertos y 38 auditores.

Entre los participantes  13 matrimonios.

¿Por qué extraordinario?

En el capítulo del Código de Derecho Canónico relativo a las asambleas sinodales (346.2) se lee que “el Sínodo se reúne en asamblea general extraordinaria, cuando la materia a tratar, a pesar de referirse al bien de la Iglesia universal, exija una rápida definición” cuestión que también recoge el Ordo Synodi Episcoporum  (Orden del Sinodo de los Obispos) Art. 4,2.

Es evidente que la crisis social y espiritual del mundo actual afecta a la vida familiar y crea una verdadera urgencia pastoral que justifica la convocatoria de una Asamblea General Extraordinaria.

El portavoz del Vaticano ha señalado en alguna ocasión que “en este contexto, proponer soluciones pastorales particulares por parte de personas o entidades locales puede llevar a que se corra el riesgo de confusión. Es bueno hacer hincapié en la importancia de realizar un camino en la plena comunión de la comunidad eclesial”.

viernes, 3 de octubre de 2014

¿Sínodo o Camino Sinodal?


Aunque coloquial mente hablamos del Sínodo de la Familia, en verdad no se trata de un solo acto sino de un camino de dialogo y reflexión que comenzó en  8 de octubre del 2013 cuando el Papa Francisco convocó la celebración de la III Asamblea General Extraordinaria del Sínodo de los Obispos, del 5 al 19 de octubre de 2014 en el Vaticano, para reflexionar sobre el tema de “Los desafíos pastorales de la familia en el contexto de la Evangelización”.

Recordamos las palabras del P. Federico Lombardi en las que señaló que ésta es la forma con la que el Papa tiene la intención de seguir el camino de la reflexión y de la comunidad de la Iglesia y que es justo que la Iglesia se mueva comunitariamente en la reflexión y en la oración, y que adopte las orientaciones pastorales comunes sobre los puntos más importantes bajo la guía del Papa y de los obispos.

El 5 de Noviembre de 2013 Monseñor Lorenzo Baldisseri nos recordaba que el proceso de elaboración de cada asamblea sinodal comienza con una consulta entre los diversos organismos que son interpelados sobre el tema en cuestión. En este caso, sin embargo, este proceso se desarrolla en formas particulares, sea porque la metodología sinodal se encuentra en la actualidad en un momento de revisión general, sea porque se trata de una Asamblea Extraordinaria, y presentó el texto del Documento Preparatorio. Documento en que se nos hacían diversas preguntas sobra la realidad de la familia en nuestra sociedad, documento, estructurado en ocho grupos de preguntas relativas al matrimonio y la familia, que tuvimos la oportunidad de reflexionar y responder desde los distintos agentes de pastoral familiar y los movimientos apostólicos  y asociaciones familiares, recogidos por la Delegación Episcopal de Familia y enviados a la Conferencia Episcopal Española.

 El siguiente paso en este caminar se dio el 26 de junio de 2014 día en el que se presentó  Instrumentum laboris, que nació de las respuestas al cuestionario del Documento Preparatorio. Las respuestas, numerosas y detalladas, procedían de los Sínodos de las Iglesias Orientales Católicas sui iuris, de las Conferencias Episcopales, de los Dicasterios de la Curia Romana y de la Unión de los Superiores Generales. También llegaron directamente a la Secretaría General respuestas —llamadas observaciones— de un número significativo de diócesis, parroquias, movimientos, grupos, asociaciones eclesiales y realidades familiares, así como también de instituciones académicas, especialistas, fieles y otras personas, todos ellos interesados en dar a conocer las propias reflexiones.

La III Asamblea General Extraordinaria del Sínodo de los Obispos, que se celebrará del 5 al 19 de octubre, tiene como propósito precisar el status quaestionis y recoger testimonios y propuestas de los obispos para anunciar y vivir el Evangelio con credibilidad para la familia.

Y el siguiente paso será la Asamblea General Ordinaria, prevista para 2015, cuyo fin es fin individuar las líneas operativas para la pastoral de la persona humana y de la familia.

 

Por eso aunque hablemos de sínodo debemos saber que estamos ante un Camino Sinodal

Oración por el Sínodo de los Obispos sobre la Familia


Oración para el Sínodo de los Obispos sobre la Familia, en asamblea extraordinaria, del 5 al 19 de octubre de 2014, presida por el Papa Francisco en el Vaticano. Esta es la oración dirigida a la Sagrada Familia:

 Oración a la Santa Familia
Jesús, María y José
en vosotros contemplamos
el esplendor del verdadero amor,
a vosotros, confiados, nos dirigimos.
 
Santa Familia de Nazaret,
haz también de nuestras familias
lugar de comunión y cenáculo de oración,
auténticas escuelas del Evangelio
y pequeñas Iglesias domésticas.
 
Santa Familia de Nazaret,
que nunca más haya en las familias episodios
de violencia, de cerrazón y división;
que quien haya sido herido o escandalizado
sea pronto consolado y curado.
 
Santa Familia de Nazaret,
que el próximo Sínodo de los Obispos
haga tomar conciencia a todos
del carácter sagrado e inviolable de la familia,
de su belleza en el proyecto de Dios.
 
Jesús, María y José,
escuchad, acoged nuestra súplica. Amén.